- ¿Por qué rayos no tienes ropa decente en tu armario?
- ¿No se supone que los otakus odian la moda?
- ¿Quién te dijo eso?
- Internet.
- No creas en todo lo que lees, Daniella.
Ámbar había llegado a mi casa desde hacía ya más de cinco horas, aun así faltaban como unas cuatro horas más para marcharnos a la fiesta de la novia de Wyatt y hasta entonces no teníamos ningún plan previsto para salir y evitar una negativa por parte de mis padres, ni siquiera les había comentado que había una fiesta a la que tenía pensado ir, estaba segura de que si lo hubiese hecho les extrañaría de tal manera que sin duda habrían sugerido ir a un psicólogo.
Yo no era muy de fiestas y ellos lo sabían por lo que no era normal que estas ideas surgieran de la noche a la mañana, de cualquier forma Ámbar no parecía preocuparse por detalles como ese. Ella estaba concentrada en tirar toda mi ropa desde el armario hasta el piso de mi habitación en lo que encontraba "la pieza perfecta para deslumbrar", cosa que jamás pasaría, mi ropa era genérica y simple, no simple como "moderno y súper de onda", sólo simple como de "sin nada que llamase la atención".
-¿En serio iremos a esa fiesta?- quise saber, mientras recogía una que otra prenda del suelo y la doblaba sobre la cama, no era fanática del desorden, tampoco es como si fuese una obsesiva compulsiva con la perfección y pulcritud, era sólo que me gustaba que las cosas tuviesen un orden y un control, nada más allá de eso.
- Claro, ¿Por qué no?
- Porque no estamos invitadas. Esa parece una buena razón para mí - ella giró los ojos y paró su búsqueda saliendo del armario para luego mirarme.
- ¿A que le temes, Daniella?
- No lo sé.
- Exacto, no lo sabes. ¿Eso no te da curiosidad, no quisieras descubrirlo?
Sí, ella tenía un punto aunque de buenas a primera pareciese difícil de ver.
Yo en serio quería descubrir a qué le temía, quería descubrir por qué estaba considerando ir a una fiesta a la que no había sido invitada, quería descubrir por qué el chico de ojos azules no había ido en toda la semana a clases y quería descubrir si yo era el motivo de eso.
Pensándolo bien todo lo que "quería" tenía una respuesta en común y esa era: Descubrir a Wyatt Zurita.
- Vale, iremos. Pero no te prometo que duremos mucho allí.
- No me emociona durar allí Daniella, todo esto es por ti.
- ¿Desde cuándo eres tan altruista y mentirosa?
Ambas reímos y continuamos tratando de buscar algo en lo que yo luciera bien y lo encontramos casi al final del armario, un hermoso conjunto de una blusa manga tres cuartos color blanca con estampados negros y cuello en V, una falda corta negra y botines de cuero negros con tacones que combinaban con todo el estilo.
Al principio tenía miedo de no verme bien, de que mis piernas se viesen gordas o algo, pero no, estaba perfecta, Ámbar me había ayudado con el maquillaje y me había prestado accesorios, me veía linda en el espejo y eso era nuevo.
- ¿Qué hiciste? Me veo hermosa.
- No hice nada, solo te coloqué otro estilo de vestir y hermosa has sido siempre amiga - luego de ese comentario la abracé sonriendo, me sentía la Cenicienta luego de que el hada madrina apareciese. - Ahora que estamos lindas es tiempo de salir a por la fiesta.
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365 días pero solo un 14 de febrero.
Chick-LitUna historia de amor puede o no ser cliché, todo depende desde el punto de vista de como lo veamos. Daniella Zeta (si como la letra), es una chica común que vive de forma común en una una ciudad común donde parecen no darse cuenta de su existencia...