101. Recuerdos dolorosos (Pov. Donghae)

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La abracé. No supe porque, pero... HanNa estaba delante de mi, cabizbaja mirándose las temblorosas y finas manos con temor mientras hablaba.

Nunca había querido oír su historia, jamás. Los celos me corroían solo de pensar que Eunhyuk había compartido ya nuestros momentos, los que creía únicos, con otra persona, y mucho antes de lo nuestro.

Pero la abracé, aunque esta ni me tocó, ni me devolvió el abrazo. Ni tan si quiera apoyo su frente en mi hombro, nada. Ella se quedó paralizada, y a los pocos segundos note como se dejaba caer sobre mi, presa de unos recuerdos que amaba con temor.

- Quiero que me cuentes mas...- le susurré al oído sin mirarla.- Y tu necesitas a alguien que te escuche...

- No he venido para darte pena...- me contestó esta con un hilillo de voz.

- No quiero oír tus penas HanNa, simplemente...- dudé en que decir- quiero escuchar lo que nadie ha oído.- Me aparté de ella y baje la mirada. Ni tan si quiera, en todos aquellos momentos en los que me limitaba a odiarla,me había dado cuenta de lo menuda y delgada que era.- No soy tu amigo pero... tal vez por este motivo, seas capaz de decir todo aquello que se te traba en la lengua y se te clava en el corazón al recordarlo.

HanNa alzó la cabeza para mirarme, y le devolví la mirada. Cada vez que lo hacía, descubría algo nuevo, algo, en lo que no me había percatado antes.

Tenía las cejas gruesas y rectas, aunque pude ver como de ellas, emanaban pequeñas cicatrices blancuzcas, al igual que en su frente. Tenía doble parpado, tal vez operado, o de origen hereditario. Sus ojos eran oscuros, como la noche. No, como una noche llena de espesa niebla fría. Bajo ellos,mas cicatrices blancuzcas que el maquillaje cubrían casi a la perfección. Tenia la nariz perfilada, seguramente también debido a la cirugía, aunque tenia el tabique ligeramente torcido. Entonces HanNa frunció el ceño y se mordió el labio inferior con duda. Sonreí arqueando la boca, dándole confianza, entonces ella me devolvió la sonrisa, y fue cuando me di cuenta, que muchos de sus dientes, relucían mas que otros, tenían ese brillo característico de las carrillas de porcelana. Por lo que seguramente, no eran dientes suyos.

- Vamos a la cafetería- le animé- hacen unos cafés muy buenos y...- pare- baratos- sonreí.

Esta tímidamente me devolvió la sonrisa y se deshizo de mis brazos con cautela. Olía raro, a una mezcla de canela y algo picante.

En la cafetería nos sentamos en una mesa bastante alejada de la barra. Ella pidió un café doble solo, y yo un chocolate caliente.

-Pensé que querías un café- comentó ella sentándose en frente de mi.

-Sinceramente, no me gusta el café- admití- es un olor agradable, pero no me gusta la rugosidad que deja en el paladar.

Ella sonrió, y me senté, llevándome la cuchara de plástico del chocolate a la boca lamiéndola.

- No quiero que después de lo que vaya a contarte, tu opinión sobre mi cambie- me dijo- no quiero que sientas pena, o compasión, no quiero que piensas que todo lo que os hice, lo hice por que necesitaba ayuda. Fui una perra, y no quiero que me perdones, por que no me lo merezco.

- El perdonarte o no, es decisión mía y de nadie mas -admití llevándome la taza de chocolate caliente a los labios- Soy todo oídos.

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Me desperté cuando un extraño olor inundó la habitación.

- DongHa...- musite en la oscuridad. Ni tan si quiera tenia la fuerza para abrir los ojos y mirar con claridad.

Dreams Fulfilled (Parte 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora