¡Te Amo, Idiota! (Book 2) [Kellin Quinn y Tu]

Capítulo 28

Mientras se ajustaba la corbata miró su reflejo en el espejo y una sonrisa brotó de sus labios.

Le parecía increíble que su vida y su apariencia hubiesen cambiado tanto desde que ______ y él estaban juntos.

No sólo su fría y solitaria casa había cobrado vida y era cálida; su personalidad sombría se había suavizado; el vacío en su pecho que lo atormentaba día con día había sido llenado por ella.

Luego de aquel viaje las cosas habían cambiado para bien.

Su relación con su madre se perdió irremediablemente, pero a cambio el amor de su vida había regresado a sus brazos y no estaba dispuesto a dejarla ir otra vez.

Cada día le repetía lo mucho que la amaba. Le decía lo importante que era para él. Le confesaba que estaba bobamente enamorado de ella y que su mundo giraba en torno a ella.

En respuesta, ______ a veces rodaba los ojos, lo besaba o le decía que exageraba.

La miel y el romanticismo no era parte de ella. Lo amaba y se lo demostraba día a día, no besándolo cada cinco segundos (aunque amaba hacerlo), no le manda cien mensajes de texto al día o estaba pegada a él las veinticuatro horas del día.

Le demostraba que lo amaba con miradas cómplices, al dedicarle sonrisas, al tomarlo de la mano y al decidir compartir su vida con él.

Aquel frío y ennegrecido corazón ahora relucía y palpitaba de emoción cada vez que Kellin la besaba, cuando le decía lo mucho que la amaba y cuando por las noches, el la abrazaba hasta quedarse dormido.

Lo vio entrar al edificio mientras las personas se le acercaban para ponerlo al tanto de diversos aspectos de la empresa.

Cuando pasó al lado de ella le guiñó un ojo discretamente.

Habían acordado mantener su relación en secreto. Las reglas eran estrictas, nada de relaciones íntimas entre compañeros, así que el hecho de que el jefe de la compañía discográfica tuviera un amorío con la nueva no sería bien aceptado.

______ subió al elevador, debía admitir que aquello hacía más excitante la relación, el encontrarse a escondidas y cuidando de que nadie los pillara hacía más interesante todo aquello.