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María cayó, y el gobierno decidió que sería una buena idea enviar a cientos de personas a una misión de recuperación. Tremendo fracaso, aunque pudo ser a propósito para deshacerse de la población. Sin la muralla exterior, abastecer a tantas personas en Rose llegaba a ser complicado.

No era mucho, pero mi madre insistió en qué podíamos ayudar a las personas, en parte por la culpa que sentía; mi abuelo trabaja en Sina, nos dijo que la idea de la excursión se le había ocurrido a él. 

— Los distritos son horribles — murmura, cuando apenas íbamos entrando — ¿No quieres ir a Sina conmigo después de esto?

— No lo sé, me gusta la casa en Rose. Además, si nos vamos nada cambiará aquí.

— Mira — señaló discretamente al cuerpo de guarnición y otros soldados —, seguro están resguardando a los niños. ¿Cuántos habrán quedado huérfanos? — aunque la última parte la dijo mas para si misma logré escucharla.

— ¿Tú crees que algún día sabremos lo que pasa allá? Detrás de las murallas.

Entonces, por lo menos, sus muertes no serían en vano.

Me sonríe simpática — Sí, tal vez no vivamos para entonces, pero otros van a poder saberlo.

Nos separamos para buscar las mesas de donaciones y a quienes pudieran orientarnos. Más que nada, quedaban niños o adolescentes en los refugios. En esos momentos me avergüenzo de mi apellido.

Camino viendo todo el panorama, pero entonces me pierdo, ya ni siquiera veía a mi madre o las estaciones. Comienzo a escuchar ruido, murmullos asombrados en dirección a la calle, decido ir a investigar porque me daba mucha curiosidad saber por qué la gente se estaba reuniendo.

Algunos soldados entran a la vista, y me hice paso entre las personas para estar en primera fila. Son de la legión del reconocimiento, lo sé porque algunos están herido y desesperanzados por como luce su rostro. Además, sus capas son adornadas por las famosas alas de la libertad.

Una "formación" o como sea que se llame hizo que varios aplaudieran, cinco personas que supuse eran importantes. Al frente iba un joven de cabello azabache, un tanto pálido y ojos verdes olivo. ¿Será él el capitán?

Apenas si voltea a ver a las personas, pero cuando lo hace sus ojos se conectan con los míos. Sin saber que hacer exactamente, decido saludar con mi mano. Me devuelve el gesto (algo así, solo asintió con su cabeza) y continúa avanzando con la mirada al frente.

Termino de ver a los otros con curiosidad. ¿Que habrán visto? ¿Que se sentirá?

Aquellos que arriesgan sus vidas para acabar con los titanes, y algún día conocer el exterior. No voy a mentir, verlos regresar así, me inspiró un poco. Que coraje han de tener para luchar así. Yo jamás he visto un titán, y para ellos matarlos es una forma de vida. Ellos salen al exterior, al mundo que supuestamente nos pertenece, ellos saborean la libertad, aunque sea un poco.

Después de unos minutos, regreso por dónde entré, y veo a mi madre a lo lejos. Llego a su lado, sin atraverme a decirle lo que vi.

— Estaba hablando y... ¿cuando vas a entrar al entrenamiento? Para que vayas a Sina.

— ¿Cuando es el reclutamiento?

— ¡En cuatro meses! — exclama. Creo que ella está más emocionada que yo — ¿Qué tienes?

— Nada, solo estaba pensando. 

— ¡No te preocupes! — me sonríe, tomando mis hombros y dándoles un apretón — Te va a ir muy bien siendo guardia del rey. Solo asegúrate de ser de las mejores, debes destacar.

— Lo haré — asiento con mi cabeza.

Ser una de la mejores. Fácil decirlo, pero no sé con quienes voy a convivir; en ocasiones, mi abuelo nos llevaba a mi hermana y a mi a acondicionamiento físico, para que pudiéramos superar las pruebas con mayor facilidad. Aún así no creo estar preparada del todo.

Necesito ese pase para ir a Sina.

Pelear contra titanes suena a fantasía, es como firmar una sentencia de muerte, pero después de ver a esos soldados... supongo que me inspiraron un poco. Han luchado tanto, yo también debo hacerlo.

Volvimos a casa, ella está satisfecha por su buen acto, su consciencia está calmada. Por mi parte, me quedo algo inquieta pensando en mi futuro. Ir a Sina es el plan, solo eso, y sin embargo, esos breves instantes en los que estuve frente a las tropas de reconocimiento me hicieron cuestionármelo. ¿No debería mejor pelear por recuperar María? Para, algún día, recuperar nuestro mundo.

Cuatro meses, seguro que se me quita ese pensamiento. De todas maneras, como mi abuelo ha dicho, muchos no sobreviven.

No te enamores (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora