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Un día para nuestra graduación oficial y elegir facción. Todos nos reunimos en el patio para escuchar a Shadis y sus noticias importantes.

Bla, bla, bla.

— Ahora anunciaré a los diez mejores... — lo que estaba esperando desde hace rato — Cuando escuchen sus nombres, vengan al frente.

Diez, Christa Lenz. Nueve, Sasha Brauss. Ocho, Connie Springer. Siete, Marco Bolt. Seis, Jean Kristen. Cinco, Eren Jaeger.

— Cuatro, ¡TN Hale!

Sonrío, incluso mis mejillas me duelen por la fuerza. Contengo mi emoción, debo ser profesional ahora. Paso entre los otros cadetes, entre ellos Berthold, me mira algo sorprendido, quizá porque ese lugar lo estábamos "peleando" él y yo. No me hubiera molestado quedar después, ni necesariamente en los cinco primeros, ¿pero a quien engaño? Me está matando la felicidad. Perdón, Bertoto, esto me lo merezco más que tú.

Tres, Annie Leonarth. Dos, Reiner Braun. Y la número uno, Mikasa Ackerman.

Lo logré. En verdad... en verdad lo logré. Mi meta aquí está cumplida, logré sobresalir, logré estar en la categoría de los 10 mejores. Siento que un gran peso por fin abandona mi espalda.

Adiós Trost, ¡hola de nuevo, hogar! La carne, el pastel, la sal... me lo merezco.

Solo quiero volver a casa.

— Mañana deberán elegir a qué tropa se quieren unir — sentencia, mirando a todo nuestro grupo —. El cuerpo de cadetes 104 es por lo tanto, disuelto. ¡Eso es todo!

Ya que tenemos el resto del día relativamente libre, la mayoría nos dedicamos a vagar por ahí y hablar con nuestros amigos. Cerca de uno de los almacenes Mina, Thomas y yo discutimos al respecto. Me felicitan por quedar en la categoría, y se alegran sinceramente. También comentamos de lo que habíamos aprendido en estos años, y lo que pudimos absorber de nuestros compañeros.

Más en la tarde, me dedico a visitar a mis compañeros uno por uno para platicar un poco. La mayoría están fuera de la cafetería.

— ¡Annie! — le llamo. Detiene sus pasos y se gira a verme, sus ojos mostrando leve curiosidad aunque su expresión es estoica como siempre —. Te irás a la policía militar, ¿cierto? — asiente — Entonces estaremos juntas, ¡me alegra!

— Es un buen puesto.

— Siempre te he admirado por tus habilidades y fuerza — admito, sonriendo levemente ante mi declaración —. Así que, estoy contenta de poder ir con alguien como tú.

Me mira ligeramente sorprendida, entreabriendo sus ojos y boca. Aún así, decide cruzarse de brazos y mirar a otro lado. — Sí... es para lo que entrenamos después de todo. Eres buena, estaremos bien.

— Gracias.

Cuando Eren terminó de espetar sus ideas, un sentimiento de incertidumbre me invadió. Es tan apasionado, y su determinación para acabar con los titanes es tanta, que ya recuerdo porque no me agradaba al principio. Ahora que lo veo me doy cuenta que el dolor que le han causado sigue clavado en lo más profundo de su ser. No estará dispuesto a dejarlo ir, es el motor que alimenta su fuerza y determinación.

Me acerco a Jean, en parte para comentarle mis dudas.

— No soy un cobarde — dice, apenas llego a su lado.

— Yo tampoco — me cruzo de brazos, haciendo una mueca — O... ¿tú crees que sí?

— Iré a Sina a servirle al rey... Cuales sean tus motivos, no me interesan. — nos quedamos así unos segundos, él mirando a otra parte mientras que yo me quedo pensando —  ¿Pero cuáles son? — pregunta de pronto.

No te enamores (EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora