No podía creerlo. Era increíble. Notaba como los nervios aumentaba más y más.
Estaba en el avión, destino Inglaterra. Siempre había sido mi sueño. En realidad no sabía dónde iba, mis padres no me lo dirían hasta llegar. Pero eso no importaba. Llevaba mucho tiempo pidiéndoles poder ir a una casa de acogida, para poder aprender más inglés, siempre ha sido un idioma que me ha encantado. Y me ha costado mucho llegar hasta aquí, pero al final lo he conseguido. Una voz dulce y femenina me sacó de mis pensamientos. “Por favor, paguen los teléfonos móviles. El avión esta apunto de despegar. Gracias y buen viaje”. No pude evitar sonreír.
Este verano iba a ser diferente. Ni siquiera sabía con quién iba a ha pasarlo, ni dónde. Pero eso daba igual. Iba a extrañar mucho a mis amigos, y a mi familia. Aunque esto también me serviría para desconectar de este mundo.
El avión despegó. Nunca había ido en avión. Me cogí fuertemente de los brazos de la silla, con miedo. El avión iba subiendo, yo cerré los ojos, para no sentir el vértigo. Mientras el avión descendía, yo pensaba en mi casa, mi familia, los tontos de mis hermanos. Los iba a echar mucho de menos. No, eso no, no tenía que pensar ahora en eso.
Intenté imaginar la casa dónde iba a estar esta temporada. Mi padre me había dicho, que la familia me iba a estar esperando en el aeropuerto. Un pequeño bostezo salió de mi boca. Cogí mi iPod y me puse el aleatorio. Torn fue la elegida. Cerré los ojos y sin darme cuenta, me dormí.
