Más como nosotros

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Una vez en la habitación del hotel, Erik le pasó un papel con una dirección.

-Aquí se encontrarán mañana.

-Espera, espera, ¿cuándo te vas?

-En la mañana, debo seguirle el rastro a Shawn.

-¿Me dejarás sola tan pronto?

-Mientras más rápido acabe con ese idiota, mejor -contestó seriamente. Sacó la moneda que Skyler conocía muy bien de su bolsillo- ¿Lo recuerdas?

-Está bien -suspiró quitándole el papel- Espero que esos idiotas sigan oliendo igual.

Erik levantó una ceja, curioso.

-Los puedo rastrear, cada persona tiene un olor único que los diferencia -explicó tirándose en el sofá.

-¿Cómo no me reconociste entonces cuando despertarte? -levantó una ceja.

-Tenia mis sentidos dormidos -dijo en tono obvio- Despertar de una larga siesta no es fácil.

Al día siguiente.

Erik se había ido hace unas horas dejándole un teléfono, dinero e hizo prometer a la chica que se alejaría de los problemas.

-Es tan aburrido... -murmuró haciendo zapping en el televisor hasta que apagó el aparato.

Miró su reloj y decidió que era mejor poner marcha rumbo al café, en vez de estar encerrada y luego simplemente tomar un taxi. Vistiendo lo más unisex que podía, salió a las calles de Nueva York.

Hacia un lindo día nublado y la gente no le prestaba atención en las transitadas calles. Recorrió varias manzanas hasta que por fin encontró el local en donde se supone estarían sus viejos compañeros. Respiró hondo y captó el aroma de sus tres amigos, estaban sentados en una de las mesas de afuera del local.

Los tres hombres se miraban entusiasmados y un poco nerviosos de la razón por la cual se reunían.

Al acercarse, Skyler notó las arrugas y el menos brillo que profesaban sus amigos. Siempre fue la menor del grupo.

Con un pequeño aclarar de garganta y usando el mismo tono que  en sus días de guerra, habló lo suficientemente alto como para que solo ellos la escuchasen.

-Hay que llenarle el culo de balas a esos nazis. Oh, bueno, ya lo hicimos. Me enorgullece que sigan vivos -terminó con una sonrisa.

Los tres hombres voltearon inmediatamente y miraron con sorpresa a la chica. Luego de unos segundos, el primero en hablar fue Michael.

-¿Capitán...?

-¿Charlie...? -terminó William igual de asombrado que su amigo.

-No puede ser... -prosiguió Ryan.

-¿No invitan a tomar algo a un viejo compañero? -levantó una ceja, divertida y aun usando su tono masculino.

-Me estas jodiendo... -dijo Michael a penas se sentó a su lado.

-No puede ser -repitió Ryan por segunda vez- ¿Qué te metiste para no envejecer? Yo también quiero -se rascó la barba.

-¿Qué tal si primero me invitan un café y luego respondo sus preguntas? -respondió usando su tono normal para luego regalarles una sonrisa.

Se mantuvieron en silencio en lo que la camarera traía la orden de Skyler. Los tres veteranos le miraban como si estuviera a punto de desaparecer, mientras que a ella le divertía la situación y una vez que obtuvo su pedido, habló.

-Bien, primero, no me metí nada -rió- Ni yo sé explicar por qué no envejecí.

-Pensamos... pensamos que estabas muerto... o muerta -murmuró Michael mirándole dudosamente

Skyler: The First MutantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora