Skyler: The First Mutant

Asgard

Skyler miraba maravillada el gran castillo de Asgard, por fuera era grandioso, brillando a la luz del sol como si estuviera únicamente construido con metales y piedras preciosas, y por dentro no se quedaba atrás. Era inmenso y toda la gente le recordaba de cierta forma a la era medieval.

Seguía a una de las sirvientas del castillo a la que sería ahora su habitación mientras que Gea, su madre, hablaba con el rey y padre de todo, Odín. En el camino Skyler podía observar como algunas personas la miraban curiosos y como no, con la ropa que traía, era uno de los motivos por los cuales iba a su habitación, para presentarse con ropa adecuada ante el rey, según su madre y la reina Frigga.

-Por aquí, princesa -paró abriendo la puerta de una habitación.

Skyler se sobresaltó un poco, nunca nadie la había llamado princesa.

-Uhm, claro -entró en la habitación y la observó con todo detalle.

Era muy agradable y acogedora. Con una gran cama con dosel, una cómoda, librero, ropero, otra puerta que seguro seria el baño y un ventanal que daba a un balcón desde donde se podía ver el cielo y parte del inmenso y hermoso jardín, junto a más cosas que la chica pasó por alto.

Mientras la azabache curioseaba la que sería su nueva habitación. La chica que la guiaba entró cerrando la puerta tras de sí y buscando algún vestido en el ropero por orden de la reina Frygga, quien tenía preparado algunos en esa habitación que ahora sería de la princesa.

-Princesa, ¿necesita que la ayude a vestirse? -preguntó sacando un vestido largo y suave.

La aludida abrió los ojos como platos y negó efusivamente.

-¡Puedo sola! Y... ehm, yo... ¿podrías simplemente decirme Sky...? -se aclaró la garganta- ¿Argyris?

De ahora en adelante debería de usar el nombre que se le había dado desde el principio de los tiempos, ya que era su verdadero nombre.

La chica le miró por unos instantes.

-No creo que eso sea buena idea, princesa -dijo lentamente.

-¡Oh, vamos! Sera entre tú y yo, tanto formalismo me perturba un poco -sonrió incomoda y la chica le dedicó una pequeña sonrisa.

-De acuerdo, Argyris -colocó el vestido sobre la cama- La esperaré afuera.

-Seguro -murmuró y miró el vestido.

Nunca o al menos en esta vida, había usado un vestido.

-Esto va a estar interesante.

Minutos después terminó de colocarse el vestido y los incómodos zapatos. Argyris escondió bien a fondo del ropero su ropa por si llegaba a necesitarla de nuevo.

-Estoy lista -dijo al salir de la habitación.

-Es usted muy bonita, Argyris -comentó comenzando a caminar.

La azabache se sonrojó y le siguió enseguida.

-Disculpa, ¿puedes decirme tu nombre?

-Kaira.

-Es bonito.

Esta vez, Kaira se sonrojó.

Caminaron hasta el Gran Salón en dónde estaba el trono. El rey, Odín se encontraba sentado junto a su esposa, la reina Frigga, el primero observaba a Argyris seriamente, mientras que la segunda le dedicaba una sonrisa cálida.

Gea estaba junto a su hija, a quien le regaló una sonrisa.

-Bien, tu madre ha hablado conmigo y me explicó sus razones -comenzó Odín- Por ende, te permitiré quedarte en Asgard el tiempo que desees para que compartas con tus hermanos.