Tentación Prohibida.

Capítulo 14.

Capítulo 14.

Pequeña, creo que está de más decir, una vez más, que te quiero, y que te quiero en mi vida. Porque tu haces que cada día merezca la pena, haces que quiera abrazarte y besarte las veinticuatro horas del día. Lo quiero todo de tí, quiero tu risa, quiero tus lágrimas, quiero verte amanecer cada mañana Nicole, por eso, ¿ Vendrías a vivir conmigo?.

Su enorme sonrisa aún no ha desaparecido, le miro con mis ojos rechinantes de alegría y le devuelvo la sonrisa, tuerce su cabeza y hace un puchero a modo de broma.

-Sí, sí y sí Dean.- Grito mientras me lanzo a sus brazos, él me eleva por los aires y me besa con ganas. - Quiero vivir contigo. Quiero que me beses todoooo el día - Le susurro entre jadeos.- Quiero que me hagas tuya una y mil veces más, porque soy solo para tí, mi amor.-Le vuelvo a susurrar mientras muerdo su labio inferior. Quiero esto. Le quiero a él. Quiero olvidarme de todo y comenzar de cero.

- Solo mía, preciosa.- Susurra esta vez él mientras me pone en el suelo y me besa esta vez más lentamente. Ahora solo somos uno.

- Hazme el amor Dean. - Murmuro aún contra sus labios. Necesito su amor. Necesito curar mis heridas, y no las marcas que aún siguen en mi piel. Las heridas que llevo clavadas en el corazón. Le he perdonado. Lo que pasó hace diecisiete años es algo pasado ahora. Ya habrá tiempo de aclararlo con el asqueroso de Patrick, ese que nos destruyó.

-Tranquila, pequeña, no ibas a escaparte.- Dice mientras gruñe y con uno de sus fuertes brazos me agarra por la espalda obligándome a pegar un salto y poner mis piernas alrededor de su cintura. Dios, como me pone así.

Me lleva en brazos a la pequeña habitación y se descalza aún conmigo enroscada en su perfecto cuerpo. Me besa el cuello y me pone en la cama, para seguir besándome con fuerza y posesión. Me desnuda lentamente, dejando una suave y caliente caricia por cada paso que da. Mi cuerpo reacciona y se retuerce bajo sus expertas manos juguetonas.

-Mía, Nicole. -Susurra de repente contra mi monte de Venus. Su aliento cálido hace que suelte un gemido de placer. Mi respiración ya es agitada y necesito que me penetre ya, pero no se lo pido, quiero que esto sea especial. Aunque cualquier momento al lado de Dean es especial.

-Tuya Dean. Para siempre.- Murmuro entre jadeos. El grado de placer es tan intenso que no me permite hablar correctamente.

Deja de jugar ahí abajo y ahora juega con su dedo índice con mis pechos. Quito su camisa con dificultad y le atraigo hacía mí para besarle. Su sabor es mi sabor. Gemimos los dos a la vez y de deshace de sus pantalones y de sus boxers. Su pene, ya está tan preparado como yo así que, agarra un preservativo del cajón y se lo coloca. Después me penetra mientras mordisquea mi barbilla. Quiero besarle pero me deja, lo cual hace que cada vez quiera más.

- Impaciente, como siempre.- Dice mientras roza sus labios con los míos y sonríe. Sus embestidas son lentas y profundas, lo que me hacen contener miles de gemidos internos. La temperatura de mi cuerpo se funde con la suya y estoy ardiendo.

-Mírame- Le digo mientras cojo su rostro con ambas manos.