1.- Tu haces todo por el chocolate

19 3 0
                                    



Despierto un poco sudorosa por la pesadilla, pero no le doy mucha importancia total es muy peculiar en las personas.


Veo la hora y ya son las 6:00 am, me levanto perezosamente para ir a ducharme y luego vestirme.


¿Como sería mi vida si no siguiera el protocolo típico de la sociedad, si se pudiera viajar, explorar, si no hubiera muros? ¿Si se pudiera conocer otros lugares que no sea dentro de este estado? Hace años hubo una pelea entre países por las supuestas enfermedades y problemas económicos que llegaban a los países por culpa de otros. Cada uno tomo su decisión y construyo muros alrededor de todo el país impidiendo la entrada o salida a cualquier persona que quisiera cruzar.


Así que como consecuencia todos llevan el prototipo de vida en la que estudias y estudias para luego trabajar, casarte y tener hijos y seguir trabajando hasta jubilarse y luego morir, para que tus hijos hagan lo mismo. ¿Para que? ¿Para ser esclavos con título? Me gustaría de alguna manera romper ese esquema, ¡Pero que digo! Yo no soy nadie para romper ese esquema, sólo me dedicaré a hacer lo que me es debido y ya.


Aparto esos pensamientos de mi cabeza y me miro al espejo para comprobar mi estado el cual se compone de unos jeans azules, mis Converse negras, una blusa blanca y un suéter del mismo color, me arreglo un poco mi cabello castaño el cual llega hasta mi cintura y lo tengo atado en una coleta.


Salgo de mi habitación para ir hacia la cocina y comer algo, mientras estoy comiendo una tostada ciento un golpes en mi hombro y una voz que reconozco perfectamente.


- ¿Ya levantada Atenea? - dijo mi hermano quien estaba en piyama -¿Por qué no puedes ser como la gente normal y levantarte a un horario prudente? Tú prácticamente madrugas- mientras se arreglaba su cabello desordenado.


- ¿Y porque ser como la gente normal? La gente normal es aburrida.


- ¿Y tu que? ¿Acaso eres una niña súper especial? Espera, espera... -Toma una cuchara que había en la mesa y la usa tipo micrófono- ¡Y aquí viene Atenea! ¡La chica que cambiará el mundo! Vamos tú eres de las chicas que quiere tener todo en orden -.


-Agg!, no tienes remedio- le digo mientras le quito la cuchara de la mano- Además ni siquiera es muy temprano.


-¿A no? Son las 7:00 y tu ya estás lista siendo que tus clases comienzan en una hora más, y sé que te levantaste a las 6:00- me dice mientras me mira con su cara divertida y a la vez se retira de la cocina, mi hermano Christopher siempre había sido de esos chicos universitarios guapos y carismáticos, que además lo saben y eso lo hace más irritante o al menos para mi, porque he sabido que muchas han estado atrás de él. En cambio yo soy todo lo contrario a él, no quiere decir que yo no tenga contacto con el resto de la gente, pero no tengo tantos amigos como mi hermano, ni seguidores detrás de mí, ni tampoco una gran vida social.


Salgo un rato hacia el patio no patio, le digo así porque esta en el patio pero esta cerrado con ventanales y se puede ver el amanecer en todo su esplendor mientras me siento en el sillón que esta allí, es mi lugar preferido de toda la casa, es una linda forma de ver el amanecer sin joderme de frío ya que aquí también hay calefacción.


Luego de tomarme mi café me puse los audífonos y le subí al máximo, sé que algún día se me reventaran los oídos por eso, pero ahora me importa una mierda, además Imagine Dragons lo vale.


No se cuanto tiempo he estado así pero me saco los audífonos después de sentir que alguien me pellizca la mejilla.


-Llevo hace más de diez minutos buscándote y gritándote por toda la casa, ¡Y resulta que la señorita esta muy cómoda aquí! llegaras tarde son casi las ocho - Me dice mi madre


-ya, ya voy -le digo parándome para ir al colegio.




-Espero que sus ensayos estén aquí la otra semana- escucho decir al profesor de biología, mientras me paro de mi banco para salir de el salón de clases.


-¿Adivina que?-dice Emma, quien se había sentado junto conmigo, ella es mi mejor amiga junto con Helen, a esas dos locas las amo demasiado.


-¿Que?


-El sábado hay una fiesta, y tenemos que ir, ya le dije a Helen y dijo que iría así que tú si irás.- dijo mientras caminábamos hasta los casilleros


-¿Una fiesta? Aaaa... Pero que flojera... además ya fuimos a una la semana pasada y me aburrí demasiado, quizás en un año más, demás que habrá alguna tu siempre encuentras alguna fiesta a la que ir- me mira con el seño fruncido mientras guardo el cuaderno de biología en mi casillero


-Es que esta no es cualquier fiesta...


-¿Así? ¿Que tiene de especial esta fiesta? ¿Las paredes del lugar son de chocolate? Porque si es así iré, pero como sé que no es así entonces no iré-.


-Es una fiesta clandestina a las afueras de la ciudad, muy pocos saben su ubicación- da una vuelta sobre si misma y se apunta a ella con una gran sonrisa en sus labios - ¡Y esta hermosa chica sabe dónde es!-.


- No, no y no, imagina si nos descubren, además a esas fiestas van fugitivos y no hay control de nada, ¡Y esas fiestas van más allá de las una de la madrugada! – En ciudad Central no hay toque de queda, pero generalmente nadie va más allá de la una de la madrugada porque inmediatamente te consideran un sospechoso de algún crimen o miembro de los Renegados, a menos que tengas un buen puesto en la política y tengas con que comprobar tu inocencia -.


-¡Arriésgate mujer! Tú irás y punto, te compraré 3 chocolates y 3 nutellas si vas, sé que dirás que si porque tu haces todo por el chocolate.


-¡Maldita perra desgraciada que sabe todas mis debilidades!- .


-Sé que me amas cariño- dijo dando la vuelta y guiñando un ojo, mientras se dirige al baño de mujeres y gritándome - nos vemos en la cafetería.


Derribemos Las ParedesWhere stories live. Discover now