With Out Eyes.
Caminaron costa arriba alrededor de hora y media desde la última discusión. Les quemaban las piernas, y los zapatos se les habían llenado de lodo. La peor de las suertes le correspondía a Dave, que había llevado sus Converse nuevas, y al ser de tela, el agua sucia y la tierra, habían alcanzado ya las plantas de sus pies.
Habían encontrado unos cantos hongos a lo largo del camino, pero ninguno era una especie nueva e increíble. Todos esperaban hacer el descubrimiento del año y llevar una seta o un hongo a análisis para su instituto.
Bryn, por su parte, se concentraba en los árboles, los sonidos y cualquier cosa que pudiera sacarle un susto. No era raro saber que Bryn era la más miedosa, además, el hecho de la cabaña a las orillas del bosque, no la tranquilizaba ni un poco. Sin embargo, en su mente seguía el recuerdo de la noche anterior, los besos, las pláticas, las risas, todo. Frank la había logrado tranquilizar la noche anterior, tanto así, que no le preocupó leer el diario que dejó el viejo Royer—aunque en realidad no estuviera segura de que lo hubiera dejado a propósito—.
—Chicos, es hora de hacer la separación de grupos—Anunció Mavis desde la parte de adelante, dándose la vuelta sobre los talones y dirigiendo la mirada hacia su pequeño grupo de estudiantes—Dave irá conmigo—A lo que Dave dio un respingo y se giró con expresión molesta hacia la jefa, que por una vez en la vida , se mostró flexible—Bien, Dave, puedes ir con...
—Frank—Interrumpió la rubia sin darle tiempo a Frank de decir nada—Quiero ir con Frank.
—¿Vamos a elegir? Porque entonces yo también quiero ir con Frank.
—Cállate, Nicky, ninguno de ustedes va a ir con Frank, yo iré con Frank, Dave, irás con Bryn, Nicky, te toca quedarte aquí para recolectar los datos de las setas encontradas.
—Y que me coma un puto monstruo, ¿no?
—Cállate.
Como Nicky no dijo nada, y nadie más se atrevió a arremeter contra los regaños de Mavis, se resignaron y siguieron las indicaciones dadas por la misma.
Bryn iría con Dave, lo cual, le preocupaba sumamente. ¿Cómo guardarle el secreto a su amiga? ¿Cómo decirle que se había besado con ese chico? Ya no había vuelta atrás, así que sería mejor no decir nada.
Se movieron entre los árboles, sigilosos como sólo ellos sabían hacer.
Los estaban buscando. Los habían percibido la noche anterior, cuando algo retumbó dentro de su asqueroso ser y les indicó que alguien los había llamado.
Las cosas, antes sin rostro ni figura, se habían convertido en pequeños y frágiles rostros, casi de porcelana, como las de las muñecas, pero había algo que faltaba dentro de sí. Quizá eran las mejillas tenuemente rosadas, o los hoyuelos de la pequeña sonrisa sobre las blancas mejillas, o quizá era la falta de globos oculares. Donde se suponía debían ir ojos, dos cuencas putrefactas de color café, yacían sin hacer nada que no fuera atemorizar.
Las diminutas piernas corrían a través del bosque, quebrando ramitas y haciendo volar hojas secas y lodo por todos lados.
Y entonces, lo vieron. Estaba sentado a la orilla del bosque, con la libreta sobre las piernas y los lentes sobre la nariz prominente. Lo habían estado buscando toda la noche. Y ahora, estaba allí, justo a un palmo de distancia. Si estiraban las fétidas manos lo suficiente, quizá podrían alcanzarlo.
El primero de ellos se movió sin temor, había adoptado la forma de un pequeño niño, de no más de seis años, con las ropas hechas harapos y los pies empapados de sangre debido a la cantidad recorrida. Estiró las pequeñas manos, y un susurro, casi gemido, se le escapó de los labios. Entonces el hombre se giró, sus ojos se abrieron e intentó contener un grito en su garganta, pero nunca había visto a semejante ser. Las cuencas escurridas de lo que parecía ser sangre, simulaban mirarlo fijamente, pero ¿cómo podría verlo algo que no tenía receptores de luz? Casi se mofó de su idea, si no hubiese habido un grito desde entre los árboles que distrajo a la criatura lo suficiente como para hacerle volver la cabeza, lo que le dio al hombre la oportunidad de tirarse hacia atrás, justo donde las últimas hojas provenientes al bosque, indicaban que, era el fin del recinto.
Estaba a salvo, estaba a salvo de ese ser...Que ya había desaparecido. Los árboles seguían moviéndose, lo más probable sería porque la criatura hubiese salido disparada apenas escuchó el grito de un chico a no más de cinco kilómetros hacia adentro, hacia el corazón del bosque.
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Shh. Silencio, pueden escucharte.
HorrorNo dudes en seguir corriendo. No mires atrás, no te atrevas a mirar atrás. Ellos saben que estás asustado. Te persiguen, y no dejarán de hacerlo. Sal del bosque. Escóndete. No grites. No llores. Ellos se alimentan de todo eso. Muévete más rápido...