Cap. 8 Linaje perdido

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Linaje Perdido

Cap. 8

(Por Taylor)

Cuando el tren se detiene en Alabama ambos bajamos. Zeus ha estado tan distante conmigo desde que lo del latigazo ni siquiera permitió que le contara lo Ares me dijo y su madre. El tren reposaría 20 minutos asique fuimos a una farmacia cerca. Compre un tinte color rubio oro y para Zeus uno más obscuro que el mío, unas tijeras, un celular desechable y una cámara desechable, algunos antibióticos y pomadas para mi espalda y ya está.

-¿Qué es esto?-Zeus trae en sus manos una caja de condones. Tomo la caja y la dejo en la góndola de al lado reprimiendo una sonrisa. Tomo a Zeus por la muñeca.

-Eso, amigo mío, no lo necesitas...creo-digo guiándolo hasta la caja. Parecía medio atontado... ¿En el olimpo no usan condones? Pago las cosas aun con el semblante medio crispado por aguantar la risa. Me alegra que ahora este más relajado, parece haber reflexionado sobre el tema del latigazo

-Dime que es ¿te estas burlando de mí?-cuando vamos de camino no pude evitar mirarle con una sonrisa secreta. Le doy una palmada en el hombro derecho mientras sonrío y nos acercamos al tren.

-No te preocupes por ello ahora... hablando de preocupaciones. No me has dejado contarte que mi ángel me ha proporcionado algo de alivio para el dolor del latigazo asique deja de ser un gilipollas conmigo-le reprendo de manera bromista, aunque en serio

El tren está tranquilo cuando lo abordamos. Todavía quedan quince minutos antes de seguir. Nos metemos en el vagón.

-Siéntate en la cama, voy a pintarte el pelo.-le aviso metiéndome al baño. Dejo la puerta entreabierta mientras me alzo la camisa y unto la pomada en la herida. Se ve bastante bien, ha comenzado a sanar. "Pero si fuese como Zeus estaría mejor" de alguna forma ese pensamiento me relaja. Pongo mi camisa de nuevo. Y tomo lo necesario para pintarle el pelo a Zeus.

-¿Has...hecho esto antes?-pregunta

-Sí, con Sam-digo y la nostalgia me cunde. La extraño y apenas van dos días.

-Entonces adelante-su rostro inexpresivo me da luz verde.

Le pinte el cabello poco a poco cubriendo cada mechón. Parecía tenso pero nunca se quejó. Es un poco abrumador la confianza que tiene en mí, incluso sin conocernos bien. Aunque han pasado cosas de las que creo que la confianza se sobre pasa. Una media sonrisa se alza un poco por la comisura de mi labio y recuerdo el día del hotel cuando le lance las tijeras, esos momentos en los que yo no sabía nada y para mí solo era un juego. Cuando ir a casa era algo normal, cuando salir al cine era solo una salida más, cuando llamar a Gregorio era una relación de paz, cuando iba al colegio pensando en un futuro de universitaria. Mirando así, atrás de lo que está pasando ahora, esa vida patética que llevaba era tan normal y no pude parar de desear volver a estar ahí, sin un latigazo en la espalda y un hermoso dios a merced de mis manos, sin un dios parecido al diablo siguiéndome con sombras y sin dudar de mi descendencia, de mi familia. Sí, desearía volver a esa patética e ignorante vida. Porque aunque era estúpidamente siega era feliz y tranquila.

-¿Taylor?-su voz me saca de mis pensamientos, detuve mi quehacer y el mira con el ceño fruncido. Lo miro ausentemente y sacudo un poco mi cabeza para negarle. Sigo pintándole el cabello pensando en lo que estarían haciendo mis amigas o mis padres ahora. Quizás ni viva luego de esto o simplemente no pueda volver a casa porque mi descendencia no es de allí... no sé lo que va a pasar conmigo.-¿Ty?-Zeus toma mi muñeca haciéndome mirarlo, se ve borroso y es entonces que noto las lágrimas que van saliendo de mis ojos. Niego y trato de apartarme pero me sujeta y me hala a su regazo abrasándome con cuidado. No me aparto, no intento nada, las lágrimas no son muchas y no tardan en calmarse.

12 Dioses del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora