12 Dioses del Olimpo

Cap. 9 Los dioses están inclinados

Los dioses están inclinados

Cap. 9

(Taylor)

Mi corazón latía lento mis pulmones no reaccionaban y nos oídos012 parecía a instruidos por grandes rocas impidiendo el sonido.

-Taylor- Isabella me hablaba, la mire sin saber que decir, sin saber que pensar.

-Yo no... ahora no... No puede ser, yo no soy especial, simplemente soy muy inteligente. Mi familia es...-no podía articular lo fe ir nada coherente.

-¿qué? Hay orugas y tienes que aceptarlo.- tomó mi muñeca y me llevo, sin permiso, al baño me acerco al espejo con otro de frente para ver tras de mí, levantó mi cabello y ahí en la parte de atrás de mi cuello una pequeña rama de olivo sobresalía un poco de mi piel, era como un lunar de color piel. -Athenea- remarco. Sus manos me soltaron y me vi rodando con mis dedos la planta en mi cuello atras.

Sí, soy una diosa. Mi piel de piso de gallina, el aire volvió a ponerse caliente y el aire comenzó a sofocarme. Isabella actuó más rápido que yo. De volteo y pude verlas. Era como un velo negro pero transparente. Tenían forma humana pero no podías definir nada extra. Se desplazaban en las paredes.

-A ustedes no se les está permitido estar cerca de aquí. Regresen a inframundo-la voz de Isabella me acordó a la de Zeus.

-Tú no tienes autoridad sobre nosotros-sus voces eran como ecos. Mis manos de sentían con algo de picazón y me pare al lado de Isabella.

-Pero yo si-mi voz soñaba más potente y segura de lo que me sentía realmente.

-Tu-una de las sombras fue acercarse e instintivamente mis manos se alzaron hacia el centro de la sombra. Algo dentro de mi creció y floreció a través de mis palmas sin que yo tan siquiera lo pensaba una luz salió de ella haciendo trizas esa sombras las otras dos se abalanzaron. La luz de mis manos se apagó al momento que una de ellas toco mi hombro. El calor hizo un intenso choque con mi frente y me hizo gritar. Isabela se movió más rápido de lo que jamás podía yo ver, me quito de encima la que llego a mi hombro pero la que me tomo de los tobillos no pudo detenerla. Al mismo tiempo un estruendoso sonido me hizo distraer la vista de la sombra agarrada de mis tobillos, me tumbo y comenzó a trepar lentamente por mis piernas, patee lo más que pude. Zeus irrumpió en la habitación viendo la sombra sobre mis pies. Sin titubear se acercó y la tomo por la parte superior la misma se revolcaba sobre las manos de Zeus tratando de zafarse, él acabó con ella igual de fácil que con la anterior. La otra sombra estaba luchando con Isabela, Zeus miro raro la otra sombra pero no esperó y otro enchufe boto esa luz blanca azulada dando de pleno en la sombra y acabando con ella.

-¡No!-mire a Isabela, ella me miro con los ojos muy abiertos. La mire completa y no vi ningún tipo de herida, ella estaba bien. El choque de la sombra en mi frente me late fuertemente pero lo ignoro tratando de evaluar lo que ha pasado en tan solo diez minutos.

-¿Qué?-Zeus miro a todos lados con los ojos desorbitados por un momento.

-Yo...nada-digo aun mirando a Isabela, ella me evalúa mirando todo, él me fulmina por un momento pero se niega y comienza a buscar algún indicio de más sombras. Miro ahora mis piernas, están un poco rasguñadas y el calentón en mi frente me duele un poco, pero creo que pudo ser peor. 'Pude acabar con uno' ¿Cómo lo hice? No entiendo, esto de ser... no puedo imaginar porque me siguen y porque me quieren hacer daño si a penas me eh enterado de lo que soy, no entiendo porque ellos me siguen, porque no lo hicieron antes, antes de tener a Isabela o a Zeus a mi lado, ¿Por qué ahora que se dónde están y como son? No quiero decirle esto a Zeus tan solo necesito procesarlo antes.

Trato de ponerme de pie pero me caigo.

-Deja que te ayude-dice Zeus. Me levanta como un bebe y me saca del baño Isabela sale entra detrás nosotros, toma el pergamino y se queda en una esquina evaluando cada rincón de la habitación con el entrecejo fruncido. De pronto me siento cansada, como si el choque de calor que subió a mi cabeza ahora bajara y se posara sobre mis ojos. Zeus me pone con mucho cuidado sobre la cama.-Estarás bien ¿no sientes nada raro?-pregunta mirando mis piernas. El calentón comenzó a apoderarse de mis mejillas y cuello, pero no haciéndome sudar más bien haciéndome estar cansada.