-¡Sally!-Grita el chico entrando en la habitación. Se sorprende al ver a la ardilla sentada tranquilamente.-¿Mm? ¿Por qué has gritado?
-Oh, lo siento, es qué he tirado la lámpara sin querer y me he asustado. Lo lamento...
El chico mira al suelo donde se encuentra la lámpara de su escritorio rota.
-Tranquila, no pasa nada.
Amy miraba la escena perpleja. En verdad pensaba que un demonio la había atacado. ¿Y si Scourge le había tomado el pelo?
-Bueno...pues parece que esto ya está. Es hora de que me valla a casa.-Dice recogiendo sus libros.
-Ah, claro... ¿Quieres que te acompañe?
-Emmm... Vale.
-Bien, voy a por mi chaqueta.
El erizo baja a la sala de estar y coge el abrigo que posteriormente había arrojado al sofá. Mientras tanto, su ángel le hablaba nerviosa.
-¿En serio vas a acompañarla a casa?
-Es tarde, no voy a dejar que se valla sola. Además, ella no tiene un ángel que le proteja. Por cierto, ¿que te ocurría antes? Me has asustado.
-No es nada...
-Amy...
-¿Nos vamos?-Pregunta Sally al llegar al final de las escaleras.
-Ah, si, claro.
Ambos salieron de casa, acompañados por el ángel, por supuesto. Nada más salir, Sally tropieza y cae el suelo.
-¿Estás bien?
-aauh... Si, si, no es nada.-Le tranquiliza mientras acepta su mano para levantarse.
Continúan el camino hasta que de pronto... La ardilla mete el pie en una alcantarilla que se encontraba rota.
-¿Qué? Oh, no...
-Que mala suerte-Comenta el chico ayudandola a salir.
-Normalmente no soy tan torpe...-No ha terminado de decir la frase cuando está a punto de cruzar la carretera y Sonic detiene cogiéndole del brazo evitando que le atropellaran.
-¡Sall, ten cuidado!
-Lo siento, no sé que me pasa...
Una idea pasa por la cabeza de la pelirosa. Hay ángeles que se mantienen en la distancia para proteger a sus compañeros mortales. ¿Y si hay demonios capaces de los mismo? No lo sabía, pero fuese lo que fuese, lo que le estaba ocurriendo a la chica no es normal.
Mira a su alrededor. Entre las personas, lo edificios, tiendas, árboles... Estaba allí, lo presiente. Una oscura sombra pasa por encima de sus cabezas y desaparece entre los tejados de las casas. Aquí estás....-Sonic, aléjate de Sally.
-¿Otra vez con los celos?-Susurra para que la ardilla no le escuchara.
-Hablo en serio, apartate de Sally.-Repite esta vez sin obtener respuesta.
Al doblar la esquina se encuentran con una obra en plena construcción. Amy se teme lo peor, segura de que iba a pasar: una enorme viga cae desde mas de once pisos, precipitándose hacia ellos.
-¡Sonic!-Grita advirtiéndole.
Este se da la vuelta enfurecido pensando que eran más tonterías de su ángel, pero al descubrir lo que pasaba, solo le da tiempo a empujar a Sally, salvándole la vida.
La viga le cayó encima, matándole de un golpe. Una muerte rápida. O eso es lo que habría pasado si no tuviera un ángel Guardián.
-¡Sonic! Oh, por Caos, ¿Estás bien? Por un momento pensé que...
-Estoy bien.-Contesta mirando a Amy quien estaba más concentrada en atrapar a la sombra.
La eriza no se queda más tiempo para esperar a que otra desgracia ocurra y sale volando hacia los edificios, por donde había perdido de vista a la figura.
-Te ha mandado Scourge, ¿no es así? Oye, se que estás aquí...
Tras decir eso, se escucha una risa aguda. Esa típica risa que hiela la sangre a cualquiera y se burla de ti, pero Amy no se iba a dejar intimidar.
-Amy Rose. He oído tantas cosas de ti...
-¿Q-quien eres-Cuestiona a una zorra de pelaje rojo oscuro y ropas negras.
-Me llaman Fiona. Y sí, Scourge me encargó esto.
-Pues ha habido un error. Yo no quiero que la mates, solo que la alejes de Sonic.
-No me digas como hacer mi trabajo. Aag, esto pasa por permitir este tipo de relación. Como si lo amaras de verdad, que risa.
-¿Qué? Sí que lo amo, más que a nada.
-No te hagas la valiente, yo sé lo que hay. ¿Te arrepientes de lo que hiciste en tu anterior vida y crees que conque el crea que seas una buena persona lo serás? ¿Que así te sentirás más viva? Sigues estando en las mismas que antes.-Acusa la pelirroja acercándose a ella lentamente-Solo te aprovechas de él. Por eso lo quieres solo para ti.
-No... ¡No es cierto!
-Vale, vale, no te pongas a llorar... Dejaré en paz a la ardilla.-Dice con una sonrisa saltando del edificio y desapareciendo en el aire casi como si se esfumara.
La conversación le había dejado mal sabor de boca a la chica de ojos jade que un temblaba de desesperación. Le recordó a los ataques de ansiedad que solía padecer cuando era pequeña. El mismo ataque de ansiedad que le había echo perder la cabeza y acabar con la vida de su propia hermana.
Se sentó en el suelo intentado calmarse, pero no le servía de nada, pues sabía que esa no iba a ser la última vez que viera a aquella demonio.