Capítulo 26

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-Ninguno de los personajes me pertenece-

-Fanfic dedicado a Captain Swan, Érase una vez-

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La cena es alrededor de las siete, Emma pide pizzas para alimentar a las masas, y todos ellos cenan mientras ella se prepara para irse a la cafetería. Ashley, la anterior niñera, pasará la noche con Henry y Liam para que Killian pueda seguir trabajando.

Su tiempo en la cafetería se pasa rápido. La abuelita la detiene antes de salir, preguntando si se encuentra lista para la entrevista con el sheriff del lunes. Él estómago de Emma se aprieta con ansiedad, pero ella asiente, sabiendo que muchos de sus planes de futuro dependen de su capacidad para conseguir el trabajo en el departamento del sheriff.

Todavía no se lo ha dicho a Killian, cosa con la que le está costando mucho conciliar. No está segura de por que le supone un problema contárselo, excepto por el hecho de que desde hace mucho tiempo, nunca había tenido que compartir sus planes con nadie. No cree que vaya a tratar de disuadirla de ello, al contrario, está bastante segura de que él va a apoyarla y darle ánimos. Hay algo de ella que desea mantener esta parte de su vida privada, al menos por ahora.

Si no consigue el trabajo, entonces nadie lo sabrá y no tendrá que explicar lo ridícula que se sentirá por tener la esperanza de conseguir un trabajo en un campo en el que no tiene experiencia. Se va a ahorrar muchas conversaciones en las que tratarán de impulsar su confianza y que se sienta mejor, tal vez darle un abrazo o dos de consuelo...

Hace una pausa, pensando en todo eso. Nada de eso suena tan mal.

Niega con la cabeza ante su indecisión, despidiéndose de la abuelita y Ruby antes de salir de la cafetería. Son solo diez minutos en coche de vuelta a casa pero ella se deja llevar pensando en Killian, de como la ha apoyado y de como, probablemente, lo seguirá haciendo y de lo que ha aprendido sobre su mujer y su relación.

Piensa en la forma en que había tratado de resistirse a su atracción por él en los últimos dos días y de lo fácil que había sido volver a caer en sus brazos la noche anterior. Se sonroja, apretando el volante firmemente mientras recuerda su cuerpo presionado contra el de ella, sosteniéndola con fuerza contra la puerta mientras movía sus caderas. Había sentido lo duro que estaba y ella habría querido hacer algo más que liarse como dos adolescentes en celo. Ella había querido acariciarlo hasta que él le pidiera más, tenerlo entre sus piernas..

Y lo sigue queriendo.

Hace mucho tiempo desde que no ha estado con alguien y quiere que la próxima vez sea con él, este precioso, atractivo e increíble hombre que la dejó entrar en su vida sin apenas vacilación y que sigue esperando, pacientemente, a que ella arregle su maldita mente y averigüe que es lo que quiere. Han estado perdiendo el tiempo, tiene que admitirlo. Ella está rota y él también, pero juntos, tal vez puede que consigan sanarse.

Pueden ayudarse a curarse el uno al otro y hacerlo por todas las partes de la casa hasta perder el sentido al mismo tiempo.

Ella piensa sobre las palabras de Robin mientras llega a la entrada de la casa. Killian había renunciado a mucho para estar con Milah y no quiere que haga lo mismo para estar con ella. Robin le había advertido que tiene que dejar a Killian si no puede comprometerse a algo a largo plazo, por lo que si va a hacer esto, tiene que ser en serio.

Esa es la idea con la que llega a casa, entra en él vestíbulo y después a la cocina.

No hay luces encendidas en la casa y está muy silenciosa, deja sus llaves sobre la encimera de la cocina y ve un suave resplandor procedente de la sala de estar.

El Encuentro Que Lo Cambió TodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora