El Encuentro Que Lo Cambió Todo

Capítulo 27

-Ninguno de los personajes me pertenece-

-Fanfic dedicado a Captain Swan, Érase una vez-

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Killian se levanta temprano al día siguiente, su ansia no le permite dormir por más tiempo. Se da una ducha y se viste lo más rápido posible antes de bajar a la cocina. Decide que es su turno de hacer el desayuno para todo el mundo, y aunque va a tardar un poco con solo una mano, está decidido. Por suerte, ha despertado antes de lo habitual, por lo que tiene más tiempo para hacerlo. Gofres, huevos y salchichas suenan a gloria, por lo que se pone a trabajar con la mente perdida en los acontecimientos de los últimos días.

Milagrosamente, la banda ha sido capaz de grabar todas las canciones que había compuesto e incluso habían tenido tiempo de practicarlas. Está sorprendido por todos los avances que ha hecho en un periodo tan corto de tiempo, y eso aún le da más esperanza de que esta vez va a funcionar.

Gold es un hombre de negocios inteligente y no va a dejar pasar esta oportunidad una vez que les oiga tocar. Killian tiene la esperanza de que, al final de este pedido, va a conseguir poner fin a su contrato con Gold.ltd. de modo amigable y cada uno con su parte de los beneficios. Por desgracia Gold es un cabrón rencoroso y Killian sabe que tiene que ser extremadamente cuidadoso con las negociaciones o nunca conseguirá cumplir su sueño.

Killian aparta todo pensamiento pesimista, no queriendo que su pasado con Gold influya en la reunión de hoy. Lleva tanto tiempo esperando esto, queriendo hacer esto, pero desde que ha conocido a Emma y a su hijo, el deseo se ha fortalecido. Quiere dejar el pasado en el pasado, dejar de revolcarse en el dolor y la tristeza de aquellos días y disfrutar de un futuro feliz con Emma Swan. Su contrato con Gold es el último eslabón de su pasado y está ansioso por encontrar una manera de acaba con ello y seguir adelante.

Sonríe mientras trabaja y su mente vuelve fácilmente a Emma y su conversación de la noche anterior. Todavía sigue un poco asombrado de que ella quiera darles una oportunidad, pero desde luego, no va a cuestionarle mucho por su elección. A ella no pareció importarle lo dañado que está, al contrario, apreció lo mucho que está trabajando por convertirse en un hombre digno de ella y se siente honrado de ser el hombre al que le está confiando su corazón.

-¿De que te ríes?- él mira hacia arriba para encontrar a la misma mujer, con la que lleva pensando todo el tiempo, manteniendo la puerta de la cocina abierta. Ella le roba el aliento, de pie en la puerta con el sol rebotando en sus rizos rubios y todo lo que se le ocurre es que parece una diosa etérea envuelta en cuero rojo. Antes de ser capaz de encontrar su voz y responderle, Henry entra por delante de ella quitándose el abrigo y saludando casi gritando.

-Buenos días, muchacho- Le contesta él guiñándole un ojo a Emma cuando Henry le da la espalda. Ella sonríe moviendo la cabeza antes de quitarse su chaqueta para colgarla al lado de la de Henry.

-Henry, ve a ver si Liam está despierto ¿vale?- le pide Emma, despeinandole el pelo mientras el asiente y se va a ver a Liam. Killian podría haberle echado un ojo por el monitor de bebes, pero él sospecha que ella tiene otro motivo para hacer que Henry salga de la habitación.

Y sabe que tiene razón cuando se acerca a él, le coge de las solapas de la camisa y tira de él hacia su boca, besándolo como si no hubiera tocado sus labios en días. Cuando finalmente se alejan los dos están jadeando, con el calor creciendo por la espalda mientras los dos tienen las mejillas encendidas. Ella tiene un sabor a menta y miel, una mezcla intoxicante que sabe que le perseguirá hasta que pueda probarla de nuevo.

-Buenos días- dice ella, presionando su frente en la de él, con una mano ligeramente apoyada en su corazón.

-Buenos días- le contesta en voz baja, mientras ella le da un suave abrazo, y cuando se aparta un poco él puede ver una dulce sonrisa en su rostro y los ojos brillantes. - Podría acostumbrarme a empezar las mañanas con besos como esté, amor-