NINE

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Corro por las escaleras, arrastrando la maleta tras de mí. Mis ojos están apenas abiertos porque aún estoy súper cansada, despertar a las seis de la mañana no es lo mío.


—Hey, solecito. —Oigo risas cuando llego al último escalón.


Siento que Jason toma mi maleta y se la da a uno de los miembros de su pandilla.


—Lleva esto a mi auto.

—Estoy tan cansada. —Murmuro, dejando salir un bostezo y descostándome a una pared cercana.


Lo escucho reír y abro los ojos, miro como pone una de sus manos a un lado de mi cabeza y se acerca a mí.


—No eres una persona mañanera. —Sonrío levemente, asiento y él se agacha, recogiéndome en sus brazos, haciéndome jadear.

—¿Qué estás haciendo?

—No pareces capas de caminar por tu cuenta, y no tenemos tiempo para perder esperando por ti. —Dice suavemente, cargándome hasta el auto. Río como tonta, recostando mi cabeza sobre su hombro y cerrando los ojos. Me pone en el asiento del pasajero y me pone el cinturón de seguridad antes de irse al asiento del piloto.


Él enciende el auto y sigue la Range Rover negra frente a nosotros.


—¿Me despertarás cuando lleguemos al aeropuerto? —Me mira, asintiendo con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Sí. —Le sonrío de vuelta antes de cerrar los ojos y perderme en un muy necesitado sueño.

—Esto es hermoso. —Murmuro cuando entramos en el penthouse del hotel en el que nos quedaremos.


Los chicos se van a los cómodos asientos que están en la sala de estar. Extendiéndose sobre cada sofá y sil acomoda que hay. Blanqueo mis ojos, sacudiendo la cabeza suavemente antes de morder mi labio y mirar a Jason, que está hablando con Alex a un lado. No quiero perturbar su conversación así que pacientemente espero a que terminen. Jason se voltea hacia los demás y rueda los ojos antes de aclarar su garganta.


—¡Hey! —Todos ellos voltean a verlo, Jason apunta a lado izquierdo del penthouse—. Hay ocho habitaciones, cada una con una cama tamaño rey, ustedes escogen con quien comparten.


Mis ojos se agrandan. ¿Tengo que compartir cama con uno de ellos? Oh Dios, ¿Por qué me castigas así? Lentamente sigo al grupo de chicos por el pasillo, pero Jason toma mi brazo antes de que pueda llegar muy lejos, haciéndome mirar arriba hacia él con un ceño fruncido.


—¿Si? —Indica con la cabeza al otro lado.

—Tu habitación está de este lado. —Mis hombros bajan en incredulidad, muerdo mis labios para retener una sonrisa cuando lo sigo—. Es la habitación principal. —Dice, abriendo una de las puertas a un lado—. Tiene un baño continuo, así no tienes que utilizar el mismo baño que el resto de los chicos, porque, honestamente, son unos cerdos.


Escaneo la habitación, hay una cama gigante en el medio y a cada lado tiene lámparas de diseño clásico. También un pequeño adorable sofá blanco crema puesto contra la pared que está frente a un televisor de plasma, a la derecha habían unas puertas francesas que daban a un balcón, enseñando la maravillosa vista de la ciudad.


—Es hermosa. —Le sonrío con aprecio. Asiente, rascando la parte trasera de su cuello.

—Aunque, hay una cosa. —Frunzo el ceño y él suspira—. Voy a dormir en el sofá, espero que no te importe.

—¿Oh? —Mis cejas se levantan un poco. ¿Por qué? ¡Oh, no! —. ¿Esta tenía que ser tu habitación? —Él se encoje de hombros cuando lo veo con los ojos bien abiertos.

—Está bien, sé que no te sientes cómoda compartiendo una habitación con los chicos. —Lo miro, mi corazón aleteando ante su generosidad y le sonrió tímida—.

—Eso es muy dulce, Jason, gracias. —Me mira sonriente.

—De nada. —Camina a la puerta—. Alístate para ir al casino, nos vamos en una hora. —Asiento y él deja la habitación, cerrando la puerta detrás de él.


Me dirijo a la maleta, sacando el hermoso vestido rojo que me pidió que me pusiera.


—Ok, ____, es hora de ponerse sexy.



[A/N]:

Una vez más tarde un mes en seguirla, no tengo remedio, yo lo odio también, créanme.


-betza.

Twisted. |Español|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora