E L E V E N

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Jason McCann.


Sus muslos se aprietan alrededor de mi cintura mientras entro a su casa con ella cargada. Deja salir una risilla chillona al dejar besos bajando por mi cuello.


—¿Estamos solos? —Pregunto, mis ojos pasean rápido por el vestíbulo en busca de la silueta de otra persona.

—Sí. —Exhala, tomando mis mejillas en sus manos y besándome de una manera hambrienta.


Me aparto y alzo una ceja hacia ella.


—¿Estás segura?


Pone los ojos en blanco divertida y asiente.


—Sí, estoy súper segura porque yo misma me deshice de todos ellos. —Sonrío, quitándola de encima de mí y colocándola sobre sus pies.

—Bien, ahora muéstrame donde está la oficina de tu esposo. —Su ceño se frunce, la confusión apoderándose de sus rasgos.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque yo lo digo, ahora vamos. —Le digo, mi paciencia agotándose.

—Pero me quiero divertir. —Se queja, pisando fuerte con uno de sus pies y jalando de mi camisa para darme otro beso.


Ruedo mis ojos, saco mi arma de la pretina de mi pantalón y apunto el cañón a su estómago. Su aliento se atrapa en su garganta y sus ojos se llenan de lágrimas de miedo cuando mira hacia abajo y ve el arma.


—Ahora, ¿Me vas a mostrar donde está su oficina o debería matarte e ir a encontrarla yo mismo?

—¡No! —Susurra, sus ojos rebosando de lágrimas—. Te mostraré.

—Buena chica. —Sonrío de lado mientras me guía a través de la casa hasta su estudio—. Siéntate. —Le digo cuando nos acercamos al escritorio y ella toma asiento en la silla de oficina, mirándome con miedo—. Abre la laptop y desbloquéala.


Saco mi celular de mi bolsillo y le envío un mensaje a Alex para decirle que él y los chicos ya pueden entrar.


—Listo. —Susurra, mirándome desde abajo, temblando.

—Entra a la cuenta bancaria de tu esposo, ahora. —Ordeno, y su aliento se detiene cuando menciono la cuenta bancaria antes de empezar a escribir en la laptop lentamente, desbloqueando todo para mí—. Ahora transfiere todo el dinero de la cuenta de tu esposo a esta. —Le doy un trozo de papel que tiene escrito el número de cuenta que usaremos de ahora en adelante.

—¿Por qué haces esto? —Solloza, su cuerpo tiembla mientras mira su regazo.

—Haz lo que te digo sin cuestionar o pondré una bala en tu cerebro, ¿Entendido? —Le grito, empujando el arma contra su cabeza, haciéndola sollozar y asentir antes de seguir obedeciéndome.

—¿Cómo van las cosas por aquí? —Oigo la voz de Alex preguntar al entrar a la oficina, una sonrisa maliciosa en sus labios.

—Bastante bien. —Me río, mirando como ella continua transfiriendo todo el dinero—. ¿Qué hay de ti?

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⏰ Última actualización: May 27, 2017 ⏰

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