Sinopsis

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Hay algo extrañamente encantador sobre el cielo nocturno. Un tono negro se acerca a Yuuichirou Amane, y durante un corto segundo, el ingenuo de segunda se deja pensar que todo es tan tranquilo, como una masa vacía y oscura se ocupa frente a él.

Él sonríe.

Paz.

La paz es tan inalcanzable como el maldito cielo. Los vampiros se aseguraron de ello.¿Quién quiere la paz de todos modos? Para aceptar la paz sería perdonar esas sanguijuelas, para que de buena vez vayan a caminar sobre su tierra, a pie por toda su vida. Para aceptar la paz sería dejar que su familia muriera en vano.

Lo recuerda ahora, la misma escena, entre el cielo negro vacío; el orfanato Hyakuya lleno de sangre y los niños muertos, Yuu llorando en una esquina, preguntándose por qué los vampiros no lo mataron también ¿No lo veían? ¿Era una especie de broma de mal gusto?

Con el paso de los años, ya hace mucho tiempo que dejó de preguntarse por que seguía vivo, bueno, actualmente eso es todo lo que importa. Y ha dedicado su vida a la caza de esos chupasangres y destruir a todos y cada uno de ellos. Ya han pasado diez años desde que su familia fue asesinada y hasta ahora a la edad de veintidós años, el odio que Yuu siente por estos vampiros sigue siendo tan fresco como siempre.

Nunca va a cambiar. Nunca.

Suspirando, sus ojos van al cielo, explorando su entorno. Todo está en silencio, vacío. Una patrulla sin incidentes, como de costumbre. Es un momento dado, que debe ser bueno, pero ha sido un tiempo desde que Yuu a logrado cazar a los monstruos, al igual del tiempo que tenía de diversión con los suyos. No hay nada mejor que las cenizas de un vampiro para calmar la propia soledad después de todo.

-¡Yuu san!-

Yuu se da la vuelta, se encontró de frente con los ojos de Shinoa, está la saludaba desde la distancia.

-Nos dirigimos hacia atrás. Es casi de mañana- dice ella, haciéndole unas señas. La ligera brisa juega con su pelo púrpura, balanceándose contra la oscuridad.

Cada noche, ella es la primera en salir.

Y todas las noches, èl es el último.

-Me quedaré aqui- dice Yuu, como siempre. No se molesta en ver su licencia porque sabe que va a persistir durante unos minutos y espera a que él cambie su mente, pero nunca lo hace. Sabe que ella se preocupa de que él está tomando esta cosa caza de vampiros un poco demasiado en serio y que su cabeza está llena de venganza.

Bueno, ella tiene razón. Su cabeza está llena de venganza. Y él no se va a ir hasta que al menos pueda satisfacerse para esta noche.

Él deja su puesto, al lado de Shinoa para regresar; nunca pasa nada por estas partes hoy en día. La ciudad es tranquila y desierta incluso por la noche, casi como si no hubiera vampiros en absoluto. Yuu sabe lo mejor. Él sabe que están esperando el momento oportuno, a la espera de la oportunidad a atacar.

Sus pasos son los únicos sonidos que le acompañan, él da un paseo por la ciudad vacía. Pisadas huecas superándose en sintonía con el llanto de la brisa fría, esparciendo hojas secas en el camino de Yuu. Él camina sobre ellos, escucha a la fuerte crisis que atraviesa el silencio con cada paso. Es un buen sonido; esa sensación de alteración del orden público en este momento, como para alertar a los vampiros que él está aquí, que él estaba esperando, y el se encontraba seguro de que no iba a salir hasta que apuñalara a uno de ellos esta noche.

Él no está seguro de cómo termino en un callejón, o el tiempo que en realidad le tomó para llegar allí. No hay nada que las llame a él, que le diga que hay un vampiro cercano, y por eso aún se permanece quieto, mirando hacia la oscuridad que cubre su camino. Siente un instinto para caminar en ella (la oscuridad) una compulsión que no puede resistir, sin importar cuánto le diga su sentido común que da mala espina entrar a callejones en la oscuridad, de noche, lo cual causaria meterse en problemas.

Cuarenta y Dos Días [Yuumika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora