Serena Wood ha sentido que su vida es una gran bola de problemas desde que su padre fue a comprar cigarrillos y nunca volvió.
Su madre cayó en depresión, Serena faltaba mucho a la escuela, Serena tuvo que vender cepillos de dientes en el centro de l...
Iris era endemoniadamente rara y creo que la palabra "endemoniadamente" no existe.
Apenas y nos despedimos, salimos enseguida y ella me tomó la mano como siempre. Amaba cuando hacía eso, su piel era muy suave.
Llegamos a una casa grande, hecha de madera de roble oscura, con una chimenea y un pequeño jardín. Si parecía una casa de muñecas.
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- Aquí vivo- dijo Iris. Entramos a la casa, adentro era todo blanco o negro. Era un lugar hermoso. La sala tenía un sofá negro, una cómoda blanca y un televisor. Adentro era pequeño pero cómodo.
- Te invito a que te quedes. ¿Quieres café?- preguntó Iris.
- Okay, me quedo. Si, café pero sin azúcar.
- ¿Sin azúcar?- dijo Iris y soltó la jarra de leche-. Woah, sabía que eras rara pero no tanto.
- Me gusta sin azúcar porque pienso que el azúcar le quita el sabor. Y enserio, ¿tú hablas de gente rara cuando tú eres más rara que todos ellos juntos?
- Buen punto, hija de loca cristiana- dijo Iris-. Tu café Serenásticamente sin azúcar- Y me pasó una taza humeante con café- Yo le echo siete sobres de azúcar. Como Hitler- dijo Iris.
- ¿Hitler?
- Sí. Dictador de Austria, mató a miles de judíos, ¿enserio no lo conoces?
- Si lo conozco, ¿pero cómo sabes que le echaba siete sobres a su café?
- Porque soy inteligente. Duh- dijo Iris y las dos reímos. Iris sacó un cigarrillo de su cajetilla.
- Iris, te he dicho que eso te matará.
- Moriré inteligente.
- Eso lo dijo Alaska Young- dijo Iris buscando un plato para poner las cenizas del cigarrillo.- ¿Quieres probar?
Fumé el primer cigarrillo de mi vida, después el segundo, después el tercero y terminé acabándome la cajetilla con Iris. Pasamos riendo toda la noche.
- Vamos a mi habitación. Te quiero mostrar algo- dijo Iris. El corazón me empezó a latir a mil.
Subimos las escaleras. Todo en la casa de Iris era hermoso. Hasta las escaleras, las escaleras tenían placas de autos, cuadros y luces.
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- Tuve que ir a una cárcel para conseguir las placas de autos- dijo Iris y reímos.
La casa de Iris tenían tres habitaciones, su habitación, la de huéspedes (aunque jamás tenía ni un huésped) y La Habitación De Las Fotos.
La Habitación De Las Fotos era un lugar donde no había ningún recorte pegado (raro, ya que toda la casa tenía recortes). Allí Iris guardaba su ropa (casi toda era negra), su maquillaje, sus libros, su televisión, sus pijamas (que nunca usaba ya que dormía con ropa siempre) y sus maletines. Iris siempre se tomaba las fotos allí.
Entramos a su habitación, era pequeña, tenía una sábana del Ying Yang, un pequeño sofá negro, luces y recortes.
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Pasamos horas y horas hablando. Pero no entró sueño:
- Iris, no quiero dormir en la habitación de huéspedes.
- Tranquila, duerme en mi cama- dijo Iris y recogió sus cosas para irse a la habitación de huéspedes.
- ¡Espera!
- ¿Si?- preguntó Iris.
- Duerme aquí.
- Okay. Tú duerme en la cama y yo en el sofá.
- ¿Segura?
- No he estado más segura nunca en mi vida.
Apagamos las luces, dejamos encendidas las luces de Navidad.
- ¿Sabes algo, Iris?
- ¿Si?
- Jamás me he trasnochado. Es mi primer trasnocho.
- Bienvenida. Duerme bien, Serena. Te amo.
- Yo te amo también, Iris.
***
¿Primeros síntomas de romances o solo cosas que dicen porque tienen sueño y no saben bien lo que dicen?
