Y asi pasaron largas semanas, semanas eternas. Iba a la universidad, hacia mis trabajos, conversaba y cuando crei que jamas encontraria el amor aparecio aquel individuo: James Collins, ¿Quien era? era aquel tipico chico a quien todas las chicas babeaban por el.
-Se ve tranquilo- aparecio Giselle por detras haciendo que se me erize la piel del susto, segui mirandolo fijamente algo en el me llamaba la atencion ¿Su aroma? no ¿Sus zapatos nuevos? menos, habia algo misterioso que llamaba la atencion, voltee a ver a Giselle que con su mirada podia descifrar la pregunta que se venia.
-No-negue, esta me miro sorprendida, claro cualquiera pensaria que estaba asombrada por descifrar su pregunta la cual nunca me dijo, mire hacia donde estaba su mirada, voltee y ahi estaba el.
-Hola-hablo, sonrei y salude, lo mismo hizo Giselle y se fue con una mirada picara.
-Me llamo Mackensie...Mackensie Lord-
estiro su mano- Me llamo James...James Collins- sonrio, miro su reloj - es tarde, te puedo acompañar a tu casa?- pregunto.
Acepte.
En el camino hablamos de los estudios, que curso era mas facil que otro, los profesores, por cierto momento me acordaba de Giselle, y por otra parte escuchaba a James hablando, llegamos, el se quedo paralizado al ver aquella casa.
-Aqui vivo- dije señalando la casa.
-Esta casa tiene muchas historias-me sorprendi al escuchar su comentario.
-Dime una- pedi.
-Solo se que tiene muchas historias, yo vivia aqui-me sorprendio este comentario mas que el otro.
-Todo el mundo me dice lo mismo- me miro- Historias y mas historias, me tengo que ir- me despedi y entre.