Juguetes.
Amigos.
Felicidad.
Familia.
Al ser niño nada importa.
No tienes problemas.
Te ves rodeado de personas
que crees que te quieren.
Nunca hay gritos,
nunca hay llantos.
Nunca hay problemas,
nunca hay decepciones.
Nunca hay dolor,
solo felicidad.
Te gusta todo aquello,
que te llena de verdad.
No valoras las cosas,
pues crees que durarán para siempre.
Ves como el tiempo pasa,
pero lo ignoras.
Ignoras que alguien se enfade,
porque sabes que volverá.
Ese bocadillo que te quitaron,
que más te da.
Tu primer beso
en el recreo del colegio.
Tu primer amor
en los pasillos del centro.
Te gusta el Sol.
Te gusta correr.
Te gusta bailar,
brincar,
cantar,
soñar,
tan solo te gusta vivir.
Tu madre te recoge
del colegio ilusionada.
Vas a ella y la abrazas,
la quieres,
la sientes.
De camino a casa,
meriendas aquel bocata
que tu madre te preparó.
Le cuentas como te fue,
la mirada del chico que te gusta,
las risas con tu mejor amiga,
lo que pasó con aquel chico de sexto
en el recreo,
que la profesora te riñó.
Al llegar al hogar familiar,
juegas con tus juguetes
y mamá te llama
para hacer la tarea.
La haces con ella,
ella te ayuda,
ella te quiere,
tú lo sabes.
Papá llega a casa
y le abrazas.
Le cuentas
lo que le dijiste
de camino a casa a mamá.
Él juega contigo en la habitación.
Se va.
Oyes gritos entre mamá y papá,
pero ni siquiera te importa.
Mamá se va a la habitación a llorar.
Papá te dice serio que vayas al baño,
porque te tienes que bañar.
Él te baña risueño,
y te pregunta
por qué tienes tantos moratones
en las piernas.
Le respondes
que no lo sabes,
que de jugar.
Te seca la piel
con la toalla,
te seca el pelo
con el secador.
Te quiere.
Hora de cenar.
Ves la televisión,
hasta que papa te dice
que hay que ir a la cama.
Con el mando de la televisión en la mano,
te da un beso en la frente como todas las noches.
Hora de dormir.
Mamá te arropa,
te cuenta un cuento,
te besa.
Te quiere.
Y otro día más en aquella infancia,
que todos deseamos volver a vivir.
Sin preocupaciones,
sin presiones,
sin decepciones,
sin caídas,
sin recaídas,
sin extraños,
sin falsos;
sin dolor.