El año pasa.
Y el instituto llega.
Ves a gente en la entrada,
les observas con tu mejor amiga,
junto a tu grupo de amigos.
Comentas.
Ríes.
Juzgas.
Pasas a clase y ves que hay gente nueva,
gente que no conoces.
Gente que con el paso del tiempo,
iras conociendo,
e iras sabiendo como son,
sumando también
a tu grupo de amigos,
y a tu mejor amiga.
El horario escolar acaba,
es el primer día,
vais a la plaza de al lado del instituto,
a hablar,
a comentar el día,
a juzgar a los demás.
Te sientas en la mesa,
y ves que al otro lado de la plaza,
hay gente más mayor,
pero no les viste en el instituto.
Dan las 3 de la tarde,
todos deben ir a casa,
sus madres les esperan.
Tú estás sola en casa,
pero aún así te vas.
Dejando a los mayores en la plaza.
Llegas a casa
y te tumbas en el sofá a ver la televisión,
así te pasas gran parte del curso,
y debido a eso,
y a no estudiar;
suspendes.
¿Y papá?
¿Dónde está?
Te preguntas.
Está en otra ciudad,
con su novia.
No te llama,
no te ve,
no te quiere.
Sin saber cómo,
logras pasar de curso.
Sorprendente.
Pero el tiempo sigue avanzando pequeña,
no ha pasado nada aún.
Otro nuevo curso empieza.
Lleno de cosas inesperadas.
Tu mejor amiga y tú,
lleváis siendolo desde
bien pequeñas.
Pero os cambiaron de clase,
que desgracia, ¿no?
Ella conoce a una chica,
no te sustituye,
pero pasa la gran parte del tiempo con ella.
Tú tienes a otra buena amiga,
te apoyas en ella.
La quieres.
Y sientes que ella te quiere.
Aquel mismo día,
al llegar a casa,
ves que mamá no fue a trabajar.
¿Mamá que te pasó?
Le preguntas.
Ella simplemente
te cierra la puerta de su habitación en la cara,
y pega un grito.
Comienzas a pensar por qué hace eso,
comienzas a pensar si tu madre te quiere
de verdad.
Comienzas a pensar,
simplemente.
Comienzas a hacer algo,
que jamás habías hecho antes,
y que por desgracia,
jamás deberías haber empezado a hacer.