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Mamá lloraba desconsolada

en casa.

La policía rodeaba el bloque,

todo lleno de coches patrulla.

Cuando apareciste

por la esquina de la calle

y

viste todo aquello,

solo querías volver a irte,

pero no,

debías aceptar la realidad.

Llegaste a casa.

Mamá lloraba,

suponías que jamás podrías perdonarte

verla llorar de aquella manera,

como si realmente hubiera perdido

su vida.

Era algo que no entendías,

algo que no lograbas entender.

Como mamá pudo llorar tanto,

cuando lo único que hacía era gritarte,

constantemente.

¿Por qué?

La policía se fue.

Mamá no te hablaba.

¿Todo aquello era una actuación?

Pensaste.

Si, lo era.

Comenzó a gritar.

A pegar golpes.

A volverte a insultar.

"Joder mamá, ¿por qué otra vez?",

pensabas triste.

En el instituto ya nada era igual,

tu ex novio comenzó a hablar mal,

comenzó a reírse de ti,

y al ser el más popular,

dio a la gente que pensar,

que fueras mala de verdad.

Nadie quería verte,

ni oírte,

ni quedar contigo.

Eras una excluida.

Y beber y beber.

Y fumar y fumar.

Y aquel amigo de tu ex,

seguía hablándote a escondidas.

Te daba hachís,

te daba cocaína,

te daba de todo aquello

que te hacía sentir bien.

¿Por qué te ves más delgada?

¿Por qué te ves más blanca?

¿Por qué te ves más triste?

¿Por qué te ves sin ganas?

¿Por qué papá se fue?

¿Por qué mamá te odia?

¿Por qué tu novio te abandonó?

¿Por qué todo aquel que quieres,

te deja sola?

Comenzaste a ir con aquellos chicos,

esos chicos perdidos.

Que se meten en peleas diarias,

y que se meten droga diariamente.

Que sus vidas se torcieron.

Que uno a uno van cayendo.

Dolor crónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora