LA TORMENTA DE ARENA

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Pasaron cinco días, las quemaduras de mis pies terminaron de sanar sin complicaciones, Jamîl me trajo unos zapatos de piel de camello, muy suaves y confortables.

Cada vez que lo veía sentía como el corazón palpitaba a toda prisa, no quería ilusionarme con él, ¿Qué podía ver en mí sino a una niña extranjera y torpe?, que además regresaría a Inglaterra y quizás nunca más lo volvería a ver, pero aún así no podía evitar que me atrajera de esta manera.

Jamîl miraba al cielo y luego al horizonte, se veía inquieto y meditando, su rostro reflejaba preocupación.

-¿Qué sucede? -Pregunté.

-Se avecina una tormenta de arena.

-¿Cómo lo sabes?

-Sólo lo sé.

-¿Y eso es malo?

-Mucho, necesito de su ayuda, que venga Tiaret.

Nos encontrábamos frente a él cuando empezó a girar instrucciones.

-Nadia a la par de la naciente hay varios galones y algunas cantimploras, llénalos de agua, Tiaret que tal eres haciendo nudos.

-Mi padre me enseñó a atar, aprendí bien.

-Hay que atar a los camellos a las palmeras, en pares, si el nudo no está bien hecho, los camellos se soltaran durante la tormenta y no tendremos transporte de regreso al Cairo, tápales los ojos. Vayan a hacer lo que les pido y cuando terminen búsquenme.

Las dos iniciamos nuestras labores en silencio, vi como él desarmaba la tienda grande y trasladaba lo que podía a las otras dos más pequeñas, reforzando las amarras a las estacas de tal manera que el viento no pudiera llevárselas.

Tiaret me ayudó a trasladar los galones a la tienda donde se iban a guardar los suministros, cuando terminamos llegamos al lado de Jamîl, la brisa se estaba transformando en viento, en la lejanía se divisaba una nube enorme de polvo que se aproximaba con velocidad.

-Está listo. Le indiqué al tiempo que dirigí mi mirada a donde él estaba observando.

-¡Oh por Dios! -Exclamé y sentí miedo.

Jamîl notó mi temor y con una cálida sonrisa agregó: -No es la primera ni la última tormenta que enfrento, estaremos bien.

Quise tranquilizarme pero sus palabras no calmaron mucho mi angustia. Jamîl revisó las ataduras de los camellos y felicitó a Tiaret por el trabajo realizado, tomó a su caballo y nos hizo señas que lo siguiéramos.

Hizo que el corcel se acostara de manera que su cabeza quedara dentro de la tienda y luego nos indicó que entraremos también, cerrando con amarras por dentro. Sentados esperamos mientras que el viento empezó a silbar con fuerza y la pequeña tienda era abatida por las ráfagas.

No pude evitar tomar el brazo de Tiaret, ella hizo lo mismo conmigo pero a diferencia de mí mantenía la calma.

La tormenta llegó al oasis y escuché el rugir del viento, la tienda se movía con rudeza, creí que se levantaría en cualquier momento pero eso no sucedería, Jamîl había reforzado las estacas. El caballo estaba inquieto, abriendo aún más sus enormes ojos azabaches, Jamîl le hablaba en un idioma que no conocía y el animal guardo la calma hasta que todo cesó.

Cuando salimos de la tienda el panorama era desalentador, el oasis quedó por completo cubierto y el manantial había desaparecido, comprendí porque Jamîl me pidió llenar los galones y cantimploras con agua, no sabía que una simple tormenta de arena causara tanto daño.

Algunas palmeras las más endebles cayeron, pero donde los camellos fueron atados se mantenían de pie y los animales estaban ahí. El caballo se sacudía quitando los residuos de arena de su cuerpo, el sol brillaba como si nada hubiera ocurrido, la tranquilidad del desierto volvió a reinar.

-¿No fue tan malo eh? -Consultó Jamîl con una amplia sonrisa.

-Para ti quizás.

-No te preocupes Nadia, pronto estarás en la comodidad de tu hogar.

No sé porqué, pero el comentario me hizo sentir mal, que pensaría Jamîl de mí, de seguro que era débil y frágil, a diferencia de  Tiaret que se mantuvo tranquila, me avergoncé de mí misma, y desee regresar a casa con todas mis fuerzas y tan pronto como fuera posible.

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Oka, cumplida la cuota de hoy, les cuento que esta historia es cortita, faltan 6 capítulos y termina, más el epílogo. Cuando la subí en realidad no esperé que tuviera mucha demanda pero agradezco a los que la han leído y dado tan buenas opinios sobre ésta.  Cuando termine Napkanaji, subiré otra, al igual que siempre, valoro sus votos y comentarios, me encanta escribir, y siempre lo hago pensando en mis lectores.

Que tengan un excelente día.

NAPKANAJI (El Secreto De La Pirámide De Saba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora