-Podrias intentar hacerlo, ¡Mira! Es facil.
Michelle ya habia dejado natación hace un buen rato.
Ya ni siquiera le apetecia tocar el agua con las puntas de los pies en el verano.
Y mucho menos le apetecia pasearse semi-desnuda por el hospital.
No, no era mas su estilo.
Aun asi, su hermana nunca faltaba los miercoles a la mañana a volver a entrar a natación.
Y por cuantas veces mas intentaba de escaparse, mas su hermana insistia.
Por eso, habia recurrido a el metodo de nunca faltar, pero siempre imponiendo excusas.
Excusas tan bien elaboradas que nadie jamas sospecharia de ellas.
Una vez, la medicina la descomponia si se metia al agua. Otra por que sus pies se lijaban con el cloro. Habia comido antes, habia mucho cloro, el agua estaba demasiado mojada, Godzilla estaba jugando en la pileta, etc.
Todas excusas totalmente convenientes para vivir una vida plena sin piscinas.
Aunque las excusas empezaron a acabarse.
-Tu cara no se inflara por ese patito de ule, ¡Superalo!
-¿Tu que sabes? Estoy enferma.
Ella fruncio el ceño.
-Estoy segura de que tu enfermedad no implica pobres pajaros amarillos de plastico.
-¡Bah! Los patos son muy malos para la piel, te hacen putamente mal, Carie.
Un par de verbos en tercera persona, una contestación un tanto vulgar y dos flotadores en la cara despues, fue liberada.
Pero solo de su hermana.
-¿Mich?
Solo le bastaron esas palabras para asegurarse un escondite.
-¡Mich!-dijo su hermana a los segundos.
Pero Mich ahora estaba en el agua.
Y sin nada de aire.
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Querido Monstruo De Papel.
Kısa HikayeA Michelle Connan le encantaba hacer toda clase de cosas con papel. Desde aviones, flamencos, vestidos, edificios, casitas y personas. Sobre todo personas. Pero las personas le enseñaron que los monstruos eran reales. Las personas fueron lo...