Capítulo 14
—Oye, Charlie, ¿Serías tan gentil de pasarme una cerveza? —me pide el enano de Nick tratando de ponerme ojos angelicales, cuando en realidad parece más como si estuviera visco o con un aire en la cara.
—¿Qué no tienes piernas? —le pregunto. Él sonríe y niega con la cabeza divertido. Nick, al igual que todos, están enterados de mi forma poco amigable de ser con la gente.
Aunque tengo la caja de cerveza atrás de mí, no me da la gana pasársela.—Oye, señora amargos ¿Qué le hiciste al pobre de Chris? Anoche andaba muy mal el hombre. –Ahora el que habló fue Logan, el cantante de la estúpida banda del estúpido de Chris. Gracias a dios, Jared le explicó lo que pasó hoy a Nick, así que él no le ha dicho nada de la parrillada. No me gustaría ponerme de humor ahorita.
Pero bueno, también tengo que decir que no me importa que venga, él ya salió de mi vida, entonces yo seguiré con lo mío sin tomar en cuenta que él esté en la mayor parte a los lugares que asista.
—Eso no es problema tuyo –. Contesto sin mirarlo a la cara, tratando de cortar un pedazo de la carne asada que me han dado. Me tocó uno de los muchos filetes quemados que, creo, hizo Jared.
Se cree un mugroso Chef cuando todo está sin sal y quemado.
—Uy, perdona —Se burla Logan y yo asiento ignorando su desagradable tono sarcástico. Me levanto de la silla plegable que no tarda en romperse y voy rumbo a el inmenso bote de basura que cuenta el patio trasero de la casa de Nick para tirar mi apenas tocada comida.
Resulta que el hombre adquirió un bar en donde se aprecia que gana un muy buen dinero. Basta con ver sus carro último modelo y la inmensa casa en la que estoy.
Su jardín, en donde se está llevando esta "carne asada" aunque, para ser exactos es "carne quemada", es tres veces mas grande que nuestro apartamento. Tiene una alberca, y dos o tres jacuzzi, no lo sé, el punto es que el hombre es jodidamente rico y él es el que siempre le está salvando el trasero a Jared respecto al dinero.
—Oye, Charlie, pásame una cerveza –vuelve a pedir Nick carcajeándose. Vuelco los ojos divertida. Parece que todos aquí les encanta tocarme las costillas. Desvío un poco la mirada y me encuentro con Andy observándome curiosamente, Ah, sí, él es el único que no sabe quién soy realmente.
Me limpio las manos con una servilleta sin despegar mis ojos de los de él, hasta que le sonrío y me dispongo a dar una vuelta por el inmenso jardín. Han de ser las ocho y pico, y las luces de toda la cuidad se aprecian desde donde estoy, ya que a Nick se le ocurrió vivir a las afueras de la cuidad.
Me he olvidado de ponerme repelente para mosquitos y yo llevo puesto un short, cuando llegue a casa no podré dormir por estarme rascando cada segundo y lo peor de todo es que me quedaran las malditas marcas de éstos.
Estúpidos moscos, deberían comer la sangre de un burro y no de humanos.
La vista desde donde estoy es impresionante, tengo que decir que Nick tiene un muy buen gusto y ha sabido bien cómo decorar no sólo su casa sino también su jardín. Con todas esas luces y las fuentes de agua a los costados, y sin qué decir sobre el pequeño puente que hay debajo de una pila. Si me lo pregunta, sería un sueño para mí vivir en un lugar como éste. Es tan lejano a todo y tan lindo y limpio. Sonrío al recordar que he dejado mi tesoro más preciado en el carro de Andy, tengo que tomar algunas fotografías de esto, al menos puedo justificar mi falta al campo cuando se vino aquella espantosa lluvia. Doy media vuelta en busca de mi cámara y casi se me para el corazón al encontrarme con Andy y su muy impresionante belleza.
Maldita sea, es que es demasiado guapo para ser real, y no lo esperaba detrás de mí.
—Me asustaste –le digo tocándome el pecho en un acto de reflejo.
—No fue mi intención, lo siento –nuevamente, vuelve a sonreír.
—estaba a punto de ir a buscarte— informo.
—¿Ah, sí? —Sus ojos son curiosos y tremendamente hermosos.
–Sip, me he dejado la cámara en tu auto, quería ver si me la puedes dar.
Él hace un ademán con sus manos señalándome el camino y yo le hago caso.
—Pues vamos por tu cámara.Le medio sonrío preguntándome si usa algo para su cara, joder, es que en serio es casi perfecto.
Por un momento me avergüenzo de mi piel, pues si no le pongo crema humectante ésta parece de cocodrilo
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Despierta ©
RomanceA veces, llegas a un punto en el que caes, te hundes, y aunque tienes una soga para sostenerte, no la aceptas. Pero no porque no quieras, sino por miedo a que ésta en el camino se rompa y el dolor sea mucho peor que el primero, hasta llegar al punt...