25
Después de esa noche en la cual, llena de lujuria, le dije a Andy que era suya, no nos hemos dirigido la palabra. O al menos, yo lo he estado evitando. Salgo muy temprano de casa y llego muy noche a encerrarme en mi cuarto. Sé que me ha estado buscando, pues a veces tocan la puerta de mi habitación y me limito a no contestar y no abrir la puerta y también he estado evitando sus llamadas.
Han pasado cuatro días así, y no he ido al gimnasio, no he comido en casa, incluso no he hablado con Sharon ni Jared.
Y la verdad, puede que esto me esté ayudando a enfocarme más en mi trabajo. He ido al campo, como me había prometido hace varias semanas atrás. He hecho varias citas con distintas personas, las cuales quieren sesiones de fotos para sus eventos. Y también me han contratado para un evento que se dará fuera de la cuidad, y que por supuesto acepté, pues la paga es excelente.
Me ha ido bien, han sido unos cuatro días muy productivos. Pero tengo que decir que mi mal humor empeoró; no me parece nada, cualquier cosa me molesta y ha habido veces en las que he dejado a mis clientes hablando solos, pues no los tolero. Incluso, puedo decir que me siento triste, pues cuando voy a la cama me entran unas inmensas ganas de llorar. Pero las reprimo, no me permito hacerlo. No por algo que no tiene importancia. Y ni siquiera sé por qué me siento así, solo sé que no puedo evitarlo.
Observo la cuidad. Estoy en el campo y son aproximadamente las ocho de la noche. La cuidad se ve perfectamente bien bajo la luna llena que hace conjunto.
Sonrío con melancolía, pues esta vista era la que tenía cuando nuestra "Aventura" comenzó.
Lo extrañas, me dice mi entrometida subconsciente y yo niego con la cabeza.
Claro que no, le contesto.
Tomo algunas fotos más, y cuando me dan las nueve en punto decido retírame, pues estoy algo lejos de la cuidad y el autobús que me trae para acá, no tarda en llegar.
Camino hacia la parada, que estaba un poco retirada de donde me encontraba, y espero pacientemente a que llegue el bus negro que normalmente tomo.
Mi celular vibra y lo saco de mis pantalones esperanzada que no sea Andy. Numero desconocido.
Decido tomarlo, pues puede ser algún cliente.
—Hola —Respondo sin humor.
—¿Charlie? —escucho esa voz que me parece conocida, pero no lo suficiente para saber quién es.
—¿Quién habla?
—Soy John. ¿Recuerdas? El Sobrino de Liam.
Frunzo el ceño. ¿Que hace él llamándome?
—Ah, sí —contesto sin animo— ¿Qué hay, John?
—Pues nada. Llamaba por un par de cosas.
Él autobús se acerca y yo lo paro para después subirme.
—Claro. ¿Qué pasa?
Me siento hasta el fondo, alejada de la gente que cuchichea animadamente, y pongo mi maletín sobre mis piernas.
—Bueno, la primera es, que las fotos que te tomamos hace unas semanas ya están en internet, para que las veas. Te ves muy bien.
—Genial —canturreo sin la mayor pizca de alegría.
—Sí — puedo escuchar su sonrisa— Hay algunas bandas amigas que también les interesa que seas la modelo de su ropa. Pero bueno, eso creo te lo dirá Liam, para ver si estás interesada.
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Despierta ©
RomanceA veces, llegas a un punto en el que caes, te hundes, y aunque tienes una soga para sostenerte, no la aceptas. Pero no porque no quieras, sino por miedo a que ésta en el camino se rompa y el dolor sea mucho peor que el primero, hasta llegar al punt...