98. El balneario

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Relatado por Silvia Abril

Estando ya en el balneario, lo primero que hacemos es ir al primer circuito de aguas termales donde los dos disfrutamos de los chorros que nos distribuyen las piscinas.

-Dios, esto es la gloria. - digo tumbándome en la tumbona acuática que tiene la piscina.

-Ni que lo digas nena.

Es tanto lo que me relajo, que Joana en mi barriga empieza a moverse y a darme patadas. Yo al principio me asusto porque es la primera vez que noto patadas, antes solo había notado que se movía. Instintamente mis manos van hacia mi estomago, mientras lágrimas empiezan a resbalar de mis ojos.

- Silvia, ¿que pasa? ¿porque lloras? ¿te encuentras bien? - me pregunta Andreu mientras se acerca a mi.

-Cielo, Joana ha empezado a dar patadas. -digo yo entre la risa y el llanto.

Andreu pone una de sus manos en mi estomago y empieza a formársele una sonrisa, cuando empieza a notar las patadas de su hija.

-¿Te duelen? - me pregunta sin dejar de mirarme la barriga.

-De momento no.

Los dos nos quedamos embobados los segundos que nuestra pequeña da muestras de que también le gusta el balneario. La gente puede pensar que me paso a la hora de emocionarme con estas cosas pero, cuando una mujer como yo ha perdido las esperanzas de ser madre y de repente la vida te da este regalo, cada momento, movimiento o sensación que me regala esta pequeñita, consigue emocionarme.
Después de terminar con nuestro momento patada nos dirigimos hacia una de las salas donde nos realizan varios masajes relajantes, donde como si fuésemos gelatina, nos dirigimos al restaurante a cenar.
Al terminar nos subimos a la habitación, pero yo tengo tal calentón que empezamos nuestra particular batalla dentro del ascensor.
Allí mi moreno y yo nos besamos como si la vida nos fuese en ello. Menos mal que no hay ni dios en el ascensor. Cuando conseguimos llegar a la puerta de la habitación yo voy con el vestido medio remangando, casi sin sujetador y Andreu con el pantalón casi por los tobillos.
Nada más entrar me empotra contra la puerta donde termina de arrancarme el vestido. Yo me quedo en braguitas e igualo la situación dejando a Andreu en calzoncillos.
Empieza a besarme desde el cuello hasta mis ingles. Yo no se si llegaremos a la cama.
Mientras me mordisquea los pechos, el lleva su mano derecha hacia mi vagina, donde con movimientos circulares consigue que tenga allí mismo en la puerta, un orgasmo maravilloso y confirmando que no llegaremos a la cama.
Acto seguido, sin dejar de besarnos, lo guió hacia el sofá de la habitación y hago que se siente, mientras empiezo mi recorrido de besos desde su cuello hacia su pene. Alli con mi mano y mi boca hago lo mismo que el me ha hecho a mi, llevarlo a lo más alto. Antes de que me siente en el, cojo un poco de gel lubricante con sensación de calor que compre junto con el juguete de la otra vez y otras cosas más y nos los pongo a la dos, mientras la risa traviesa de mi moreno me traspasa el alma. Me siento en el a horcajadas y noto como poco a poco entra en mi. Alli en esa posición y aumentando cada vez más el ritmo volvemos a repetir el orgasmo. Consiguiendo que el primer día de balneario sea sublime.

Relatado por Andreu Buenafuente

Es hora de volver a casa, estos tres días en el balneario han conseguido que lleguemos más relajados que nunca, además de estar mucho tiempo teniendo sexo, pero para eso no es necesario salir de casa, no nos aburrimos nunca.
Al llegar a casa cojemos la mini maletas y entramos. Al entrar, Mèl nos recibe con ladridos y muchos lametones por su parte, nosotros también lo echábamos muchos de menos. Me voy a la cocina a dejar la compra que hemos comprado por el camino.

-ANDREUUUUU - grita Silvia.

Pd: muchas gracias por seguir leyendo mi historia, me encanta leer vuestros comentarios. Pido disculpas por tardar tanto en subir este capitulo, pero el trabajo me ha impedido escribir hasta ahora.


Y De Pronto El (Historia de Silvia y Andreu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora