Capitulo 20.

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(Musica especial para este capitulo).

En su dia numero veintiuno de no despertar, con Margo de seis meses y con un idiota en fuga, mi vida se habia convertido en una maldita pesadilla, pero hay que saber llevarlo.  

Ya no hay dias buenos, ni dias malos, solo dias.

Cada uno de ellos se me hacian raros sin tener a alguien a quien tratar de enamorar. Tenerla en una camilla con tubos por cada lugar de su cuerpo en el que era tan hermoso y lo sigue siendo, con su increible pancita.

Margo por muy mal que la pasara alli dentro, era mas fuerte que cualquier otra persona en la tierra.

La amaba, las amaba, las amo en tiempo presente, con mi vida entera y necesitaba que ellas lo supieran, que el gran amor de mi vida por la mañana habrá los ojos y me mire, que sepa que estoy aqui para ella, a pesar de todos los obstáculos que la vida nos da.

No podia, no queria dejar de mirarla, es tan hermosa que duele.

-James..-Susurro alguien a mi lado.-Es hora de dejarla ir.

Dejarla ir.. Era algo que no podia siquiera pensar.

La vista comenzó a nublarse y las mejillas se me mojaron, productos de las lagrimas.

No queria dejarla, no podia, los sollozos eran cada vez mas fuertes.

-No me dejes.-Le suplique y me arrodille junto a ella.-No lo hagas, no puedes solo hacerme diferente y luego irte, es muy cruel de tu parte Oriana, tu eres fuerte, demuestramelo ahora por favor.

-Respira.-Volvio a hablarme mi hermana de atras.

Pose mi cara en el cuello de Oriana y me deje llevar por el aroma tan peculiar de su piel.

-Hazle caso a tu hermana..-Su voz, adormilada y ronca llego a mis oidos.

-Estoy soñando?..

-No idiota..-Una risita cansada salio de sus labios.

Tenia miedo de mirarla, de desilusionarme al ver que seguia durmiendo, no podia levantar mi cara de su cuello.

Queria que todo esto termine de una vez.

Con miedo abri mis ojos y me acerque a su cara, pero estaba calma, con los ojos cerrados y sus labios morados secos permanecían iguales.

-Quiero diez dias mas para ella.-Me gire y me enfoque en Gigi.-Avisa en la sala.

Me dedico una mirada de tristeza y se fue.

-Tu no me dejaras.-Susurre y me acoste junto a ella.

El médico siempre me decía que era bueno hablarle, que ella me escuchaba, que me haría bien a mi y además la ayudaría a ella.

Pero mis esperanzas estaban llegando a su fin al verla allí tantos días.

Comencé a contarle mis tres semanas sin ella, en realidad no tenían nada de interesante, me la pasaba de aquí a casa y de casa al hospital nuevamente.

Apoye mi cabeza en su hombro y me deje ir en un sueño.

El Amigo De Mi Padre. [EADMP#1] EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora