Capítulo 3:"Juego de cartas"

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Emma

De pronto, dos golpes en la puerta, exactamente como el nuestro antes de llegar, anunció la llegada de mi prima.

-¡Hola!- nos saludó casi gritando,y se encaminó hacia mí, con los brazos abiertos. Ella me abrazó fuertemente, a pesar de que sabe que siempre odie los abrazos.

Luego fué hacia mis abuelos e hizo lo mismo. Siempre abraza, es muy cariñosa. Demasiado.

-¿Qué hacen?- dijo sentándose a mi lado, observando las cartas repartidas en la camilla.

-Jugábamos cartas- dije mientras las ordenaba en mi mano- pero obviamente aburre si les gano todo el tiempo- dije sarcástica. Ellos rieron y yo solo me limité a sonreir.

-Eso no es justo- dijo Lía- las abuelas siempre deberían ganar en las cartas, se supone que son las mayores retadoras a lo que se refiere en juegos de mesa- mis abuelos se miraron y rieron fuertemente. Seguro que recordaron algo. Me causó mucha ternura, solo ellos causaban eso en mí.

-Tu abuela nunca fue buena en las cartas- comienza a hablar mi abuelo.

- Ni en los juegos de mesa- dijo mi abuela riendo-Desde pequeña siempre me parecieron aburridas, asique por ahora yo paso- ella levantó las manos en señal de rendición.

-¿Abuelo?- dije ofreciéndole las cartas. El imitó exactamente el gesto de mi abuela y solo quedamos Lía y yo. Ella miró y me guiñó un ojo. Inmediatamente se sentó y se acomodó en el suelo dispuesta a jugar. Imité su accion y repartí las cartas.

-¿Ansiosa?- me preguntó Lía. Al segundo capté a lo que se refería.

-No se si sea esa la palabra, diría más... nerviosa- dije con mas énfasis en la última palabra- La forma de actuar de papá en las últimas semanas me pone los pelos de punta- ella asintió y se concentró en el juego.

Hace tres meses contamos los días restantes a mi cumpleaños N°16. Ahora solo falta una semana, y no se por qué, se me vino instantáneamente la imagen del retrato de mi madre que esta encima de la chimenea de nuestra casa. Al menos yo tengo una foto de ella, a Lía no le quedo nada. Ni de su madre ni de su padre. Ni una sola foto.

No nos gusta hablar de ello con los demás, solo entre nosotras y a veces con mi abuela. Pero muy pocas.

Nunca nos faltó una mirada maternal, ya que la teníamos a ella siempre a nuestra disposición.

Desde el momento en que Lía quedó huérfana, mi padre la adoptó como si fuera una de sus hijas, asique vivimos juntas. Y si me preguntan, pues si, la amo y adoro como a una hermana.

-Hoy me desperté y tenía el vaso de agua en el piso-comencé a contarle mientras ella concentrada, observaba las cartas, con cara pensativa -Es raro, no es la primera vez que me pasa,ya me sucedió toda la semana pasada, pero eso no me preocupa, es como si empezara a sentirme...

-¿Extraña?- Me interrumpió ella mirándome a los ojos -¿Como si no fueras tú y como si estuvieras en otro cuerpo?- dijo ansiosa.

-Sí, ¿te sientes igual?-le contesto de la misma manera. Aunque un poco dudusa.

-Sí,- rió- ¡parece una película de terror!

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