Capítulo 6 "nueve minutos"

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Emma
Cuando abrí mis ojos nuevamente, ella ya no estaba allí conmigo, en su lugar se encontraba una luz que me cegó por unos segundos.

Estaba en el hospital, en la sala de cirugías. Lo supe porque aquí operaron a mi abuelo cuando lo trajeron. ¿Porque estaba en la sala de cirujias?

Aunque ella hubiera desaparecido, sentía su presencia dentro de mí.

<<Ya es hora Emma>> escuché su voz repetir aquellas palabras dentro de mi cabeza. ¿Ya es hora? ¿Ya es hora para que?

De repente, una inquietud me sobrepasó y quise saber lo que pasó. Cuando me senté en la cama, miré hacia la izquierda donde se encotraba una vidriera. Observé en aquel vidrio mi reflejo; tenía una gaza blanca que rodeaba mi cabeza y un pequeñísimo y azulado cardenal que se encontraba en mi mejilla, el lugar que había acariciado mi madre.

Del otro lado del vidrio estaba mi abuela, hablando con un doctor, se la notaba preocupada. Movía los brazos exageradamente.

No vi a mi padre ni a Lía, lo que me pareció extraño.

Pero en todo caso ¿Qué hacía yo aquí? Mire de nuevo mi reflejo y pensé en lo último que ocurrió. Dentro del agua y cerca de mi aquella mujer.
<<Ya es hora Emma>>
Recordé aquel momento; sus labios no se habian movido cuando la escuché. Es decir,¿telepatía? Dios mio siento que estoy volviéndome loca.
Me toqué la cabeza pero el dolor se agudizó de inmediato por lo que la solté con un respingo.

El sonido de la puerta abriéndose interrumpió mis pensamientos, mi abuela se acercaba a mí a toda prisa. El doctor; un hombre corpulento y moreno, seguía sus pasos, algo alejado. Me resultaba familiar. Debo haberlo visto aquí, en el hospital, cuando visitaba a mi abuelo.

- Oh linda-dijo besándo mi frente, me dolió un poco pero no le dije nada. La miré de forma interrogativa. Quería preguntarle qué había pasado y porqué estaba aquí. Contarle que la vi, a ella, a mi madre.

-Tranquila, todo irá bien-me dijo mi abuela con su tierna voz dulce.

-Abuela, ¿Por qué estoy aquí?¿Qué sucedió?-

-Te golpeaste fuerte en la cabeza Emma, cuando entraste al agua y...

- ¡No!-le dije interrumpiéndola, casi riendo por la emocion- La vi abuela, no sé qué fue lo que pasó, pero la vi, ¡la vi!-dije inquieta.

-Tranquila Emma, ¿a quién viste?

- A mi madre, a Verónica, la vi, ¡lo juro por Dios!- mi abuela frunció el seño y negó con la cabeza algo confundida.

-El hematoma puede haber afectado tus recuerdos Emma-dijo el doctor dirigiéndose a mí, y luego prosiguió -el golpearte tan duro contra el piso de la piscina puede haber alterado tus recuerdos. No sé que fué lo que viste, pero puede que haya sido producto de tu imaginación, de algo que quizás quisiste ver.
En aquel momento, tuve un vago recuerdo de un diván. Yo sentada en él y una persona enfrente, con un cuaderno. Ese maldito sueño me atormentaba de vez en mes.
Dispersé aquellos recuerdos y me concentré en el presente.

-¡Se lo que vi!-le dije sentándome bruscamente, casi gritando. Mi abuela me tomó por los hombros con suavidad y me volvió a recostar, me dolió algo la cabeza por el movimiento, pero intente disimularlo-Abuela, ¿tú me crees cierto?-dije mirándola, directo a los ojos.

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