Capitulo 5: "Flores silvestres"

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Lía

*esto ocurre el día de la visita del hospital, en la mañana*

-Estiren- comenzó la profesora- respiren y al bajar suelten todo el aire- dijo tomando a mi compañera de adelante por los hombros, alineándolos.
-Bien hecho Thompson- dijo señalándome y alzó la voz-préstenle atencion a Lía, chicas.
Todas bajaron sus piernas de la barra y me miraron. Mis hombros estaban perfectamente alineados con mi cuerpo, mis rodillas estiradas y todo mi cuerpo relajado. -Házlo, Thompson- ordenó mi profesora
Tome mi pierna derecha con la mano contraria y la levanté, pasando perfectamente mi cadera y poniendo derecha mi columna vertebral. Levanté mi pierna lo más que pude hasta llegar a la mejor posición. Sentí el suspiro de mis compañeras de baile en mi nuca.
-Eso es... Perf- antes de que la profesora termine la palabra, mi mano soltó mi pierna he hizo golpear la barra contra mi pantorrilla. No dolió tanto gracias a que pude controlar la fuerza del impacto..
- ¡Auch!- solté un bufido
Todas mis compañeras comenzaron a reirse y a burlarse de mi, mientras yo solo intentaba no llorar, mientras sobaba mi pantorrilla derecha repetidas veces para calmar el dolor.
-Fallaste de nuevo Lía- no pude mirarla- ¡esfuerzate por lograrlo de una vez!- dijo algo exaltada mi profesora.
-Nunca puede hacerlo- escuché susurrar a una de las chicas de atrás , pero obviamente la profesora no la escuchó.
En mi pecho algo dolió, y en mi garganta se hizo un nudo, pero no estaba dispuesta a liberarlo. Odiaba que me juzgaran.
-Pueden irse- dijo la profesora despues de haberme humillado frente al Instituto.
Salí de inmediato de la clase, y me vestí lo mas rápido que pude para salir rápido de ahi.
Amaba el baile, pero a veces, simplemente, el Instituto me exigía demasiado, y mucho mas en clases de ballet clásico.
Tomé mi bolso y casi corrí hasta la salida.
-Thompson- oi mi apellido en labios de la profesora de clásico- ven aquí.
Me di vuelte lentamente, e indignada me dirigí hacia ella.
-¿Tienes algo para decirme?- solo negué con la cabeza- mírame
Levanté mi vista hacia ella: era alta, con el pelo cobrizo y grandes y hermosos ojos oscuros.
- Quiero que te esfuerces más, Lía. Sé que eres capaz, eres una de las mejores, y sé que llegarás lejos si te lo propones- solo asentía a cada palabra que me decía, aunque no fueran ciertas- Bien, puedes irte.
Volví a asentir a modo de despedida
- Y nunca te olvides de respirar y exalar- me dijo sonriendo.
Le devolví la sonrisa y salí. Miré la hora en mi celular: 13:27
Salimos antes, pero supongo que fue lo mejor.
Me acomodé el cabello hacia atrás, me puse los audífonos y emprendí mi ruta hacia el hospital.
Caminaba lento, escuchando cada nota de la canción 'Chasing cars-Sleeping at last', una de mis favoritas.
Me inaginaba un baile en mi mente, en medio de un teatro, sola.
El viento rozaba mi rostro con una leve brisa, y me recordó a viejos tiempos, llenos de viajes. Extrañaba pasar tiempo con mi familia, con Emma.
Cuando sonaron las últimas notas de la canción, sentí como algo pinchoso me tomó del brazo bruscamente y me tiró al suelo rasguñando mi piel.
Demonios, como dolía.
Cuando me giré a ver que fue lo que pasó, mire unas ramas llenas de espinas alrededor de mis pies. Sonreí ante la estupidez de haber caído por una planta.
Me habían roto el pantalón, pero la verdad es que no me importaba en absoluto. Revisé mi brazo: solo tenía unos rasguños, nada grave. Me intenté levantar, pero las plantas seguían en mis pies, asique con sumo cuidado las saqué intentando no hacerme daño. Cuando logré pararme, miré de nuevo las plantas. En uno de los arbustos había una flor silvestre.
Sonreí al verla. Me trajo de nuevo al mundo, asique me acerque a tomarla. Era como si la planta me la estuviera ofreciendo, asique la tomé con sumo cuidado. Era naranja, hermosa.
Recordé que debia llegar al hospital antes para poder comer algo, asique me encaminé rapido hacia el edificio.
Se acercaba un día lleno de sonrisas, juegos de cartas y comida.
¡Me encantaba!
Llevé la flor en la mano todo el camino, y de vez en cuando la olía.
Pasé el campo lleno de girasoles, como siempre y me topé con el hospital.
Recordé a mi profesora, asique antes de entrar respiré profundamente y suspire con alivio de ver a mi familia.

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