El Héroe Legendario
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Escuchó pasos a la distancia, pero no se dignó a levantar la vista.
Su voz sonaba tan adolorida.
—¿Por qué?
¿Por qué no?
—¿Qué he hecho para merecer eso?
Lo que no has hecho.
—No puedo saber si no me lo dices.
Silencio.
Ni siquiera quería dignarse a otorgarle una respuesta.
Alguien golpeó la jaula con tal fuerza que pudo sentir cómo la pared tras de él se movía.
—¡Contesta su pregunta!
¿Es que no lo entendían?
Estaba cansado. Cansado de ser aquel que lo dio todo y jamás recibió algo a cambio.
Diosas, se sentía tan viejo.
Y pensar que hace tanto le habían jurado que era el héroe, aquel que salvaría a todos.
Levantó la mirada, pero ni siquiera lo suficiente como para encontrarse con alguien.
—¿No quedó claro? —masculló, voz saliendo rasposa y sin ganas —. ¿Acaso creen que necesitan otra muestra de mi poder?
Silencio.
Eso pensó.
Volvió a mirar al suelo, vista desenfocada.
El silencio en su cabeza era tan solitario.
No recordaba la última vez que se había sentido tan solo.
Pero eso es lo que siempre había pasado, ¿no? No importara lo que hiciera, siempre se quedaba solo.
Saria, Zelda, Tatl.
Navi.
Si no se hubiera quedado sin lágrimas, estuviera llorando.
Los pasos se alejaron.
Esta vez sí estaba solo.
Trató de llamar a Oni, a Mikau, a Kolk, a Darunia, a quien fuese.
Pero nada salió de su boca.
Nadie vendría por él.
Sinceramente, odiaba este lugar. El olor a sangre era tan fuerte que no pudo creer que la Princesa no hubiese vuelto sobre sus pasos al siquiera entrar.
Claro está, eso solo quería decir que ella ya estaba bastante acostumbrada a ese hedor.
Al final del día, el Templo de las Sombras había pertenecido a la Familia Real, ¿cierto? Tener un calabozo bajo el castillo e ir a él desde tan corta edad no le parecía tan descabellado.
Apretó los puños con tan solo pensar en el castigo que le esperaría. Seguramente sería juzgado por alta traición, si siquiera fuese juzgado en primer lugar, claro está. Link no estaba registrado como un ciudadano de Hyrule, hasta donde él sabía, y por tanto, no se le podían dar los mismo tratos que a la población general.
Por un cínico momento se preguntó si la única razón por la que nadie había enviado a alguien para asesinar a los Kokiri era porque nadie podía entrar a sus bosques. Sintió un enorme alivio ante tal revelación.
Juntó sus piernas contra su pecho, tratando de ocupar el menor espacio posible en la celda.
Escuchó un terrible grito proveniente de algún lado, aunque no pudo saber de dónde.
¿Era ese el destino que le esperaba?
Una sensación de pánico le invadió, haciendo que tomara su cabello con fuerza y que su respiración comenzara a acelerarse. En un intento por calmarse comenzó a mecer su cuerpo de atrás hacia adelante.
No, ¡no! ¡Eso no podía terminar así! No había terminado su misión, ¡era demasiado pronto!
Pero no tenía porqué sorprenderse, después de todo, Hylia lo había abandonado por completo, y aquellos abandonados por Hylia debían morir en manos de su linaje.
Ya era muy tarde para arrepentirse; sería asesinado ahí, y nadie jamás sabría lo que le había pasado.
De pronto, una presencia le envolvió por completo, un calor cubriendo su cuerpo y haciéndole sentir como que todo iba a estar bien. Pudo sentir un zumbido debajo de su piel, sus ojos cerrándose casi por su propia cuenta.
«Mi pequeño Elegido, descansa, estás a salvo; yo te sacaré de aquí.»
Y le hizo caso, cerrando sus ojos y quedando completamente dormido en sus brazos.
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Link and the Fierce Deity » The Legend of Zelda ©
Fanfiction[HISTORIA CANCELADA, LEER AVISO] "Ésta es una historia contada desde tiempo inmemorial... Se decía que un furioso Dios quería matar a Hylia..." Las cosas no son lo que parecen. Quizá el que creíamos villano era el bueno, y viceversa. Quizá nos alter...