25. No las necesito.

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Camille

Abrí los ojos me sentía terrible, como si un camión me hubiera pasado por encima. Puede ver por la gran ventana que había en mi habitación a Marcus, tenia abrazada a Ariadne, inmediatamente distinguí a mamá que platicada con el que supongo es mi doctor y por ultimo vi a Lex, hablaba por teléfono. 

-Lexie... debes estar muy asustada... -Susurre mientras la miraba. 

-¡Gracias a Dios! -escuché decir. -¡Despertaste! -Agregó caminando hasta mi y tomándome la mano. 

Estaba tan sorprendida que no pude gesticular ninguna palabra y mi cuerpo no acató mi orden de retirar la mano, jamás pensé despertar y verlo a él, justamente a él, aquí, en mi habitación, junto a mi cama. Creo que mi rostro reflejaba lo confundida que me sentía porque de inmediato soltó mi mano y empezó a rascar su cuello. 

-Esto es incómodo y extraño.-Susurro -Le diré a tu madre que despertaste, me alegro que... que ya estés despierta. -Dio unos pasos hasta la puerta, salió de la habitación y lo escuché decir: -Ha recuperado el conocimiento. 

Vi desde donde estaba como Lexie atropellaba a todos los presentes, mamá la seguía casi corriendo y Ari también, Marcus se quedó afuera de la habitación hablando con el tarado de Romeo. 

-Cami, hermana... ¿estás bien? lo siento, de verdad lo siento, no te enojes se que no debí hacerlo, pero tú, tú bueno tú sabes que eso es lo que hacemos, así es como nosotros funcionamos, los tres funcionamos así, eso es lo que hacemos, cuando estábamos asustadas es lo que hacemos, ambas lo hacemos ¿cierto? -Era casi imposible comprender lo que decía, Ari la miraba sin comprender una sola palabra y mamá sabía que lo mejor era dejarla hablar. 

-¿Lo llamaste, cierto? -Lex apretó los dientes- ¿llamaste a Zaed? -Lexie asintió. 

-A papá le cambiaron un par de vuelos y también esta en Londres, llegan mañana a primera hora. ¡Lo siento! 

-No hay problema, como tú lo dijiste, es lo que hacemos. 

-Camille... -Dijo mamá, por el timbre en su voz pude notar que estaba molesta -¿Puedes explicar porque rayos hiciste eso? -Su tono de voz fue tan intimidante que mi amiga se alejó hasta la puerta, donde los chicos habían acabado de llegar.

-Mamá, estoy harta de ellas...

-¡NO ME IMPORTA! -Gritó

-Parezco una maldita adicta que no puede vivir sin pastillas. -Yo también había alzado un poco la voz y pude alcanzar a ver la expresión de asombro de mis tres no tan deseados invitados, mamá me fulmino con la mirada y llenó sus pulmones de aire. -No las necesito, mami. 

-Es que ese es justamente el problema, Camille, ¡SI LAS NECESITAS! -Volvió a gritar y comprendí que el asunto estaba grave, mamá no acostumbra gritar.

-Mamá, en serio, no las necesito. Llevaba casi dos semanas sin ellas...

-Estuviste inconsciente por mas de cuatro horas, Camille ¿y te atreves a decir que no las necesitas? ¿te estás haciendo una idea de lo que duraron en estabilizar tu cuerpo? -Chillo para finalmente abandonar la habitacion 

-Iré con ella, -Informó mi hermana y yo solamente asentí.

Karev, Adams y Ari me miraron algo sorprendidos y a la vez confundidos, yo les devolví la mirada pero inmediatamente la volví a apartar.

-Tengo lupus. -Dije para que comprendieran.

-No tienes que explicarnos nada, tranquila. -Respondió Adams entrando nuevamente en la habitacion.

-¡Ya lo hice! -Respondí encogiéndome de hombros. 

-Mi prima también tiene lupus -Dijo Marcus. -Papá dice que no tiene cura pero... pero que es controlable, puedes llevar una vida completamente normal.

-¿Normal? -Lo mire mal y esboce una falsa sonrisa. -Llevo once años tomando pastillas. ¿crees que eso es una vida normal? -los cuatro guardamos silencio unos minutos.

-Lo importante es que estas bien. -Aseguró Romeo.

-Deberías largarte de aquí, atender a tu noviecita. No creo que le guste mucho el hecho de que estés aquí. -Sugerí fríamente.

-¡Cami! -regaño Ariadne mientras negaba con la cabeza.

-No importa Carson,-dijo Romeo a mi amiga. -No es que importe pero... termine con ella. -Estaba vez me hablaba a mi, mire a Carson y ella solamente asintió. -Hermano mi auto y el de ustedes esta todavía en el colegio ¿podrías pedirle a tu padre el auto y llevarme a casa?

-Claro -Respondió Marcus sin dudarlo y ambos salieron de la habitacion para dirigirse a la recepción. 

-¿Porque rayos está él aquí? 

-Ummm... no se, quizás está aquí porque te cargo en su brazos hasta el auto y luego hasta la camilla en emergencias. -Respondió Ariadne bastante enfadada.

-¿Que hizo que? -pregunté con el entre ceño fruncido. 

-Lo que oíste, Miss arrogancia.

-¡No puede ser! -murmure y seguidamente me quite la horrible sabana blanca que tenia encima. -¡Ron! -dije al llegar a a puerta, él me miro pero de inmediato quitó la mirada. -¿Podrías disculparme?

-¡Claro! no hay problema. -Respondió sin mirarme.

-Serias tan... -aclare mi garganta. -Crees que tu, ¿podrías quedarte un rato mas... conmigo?. -Marcus me miró y luego a su amigo.

-¿Me gritaras? -preguntó mirándome y negué. -¿Insultaras? -volví a negar. -¿Seras amable conmigo?

-¡Tratare! -en ese momento sentí que mis piernas se doblaban, cerré los ojos y me agarre del umbral de la puerta, pude sentir unas manos que me sostenían y por un segundo pensé que eran las de Ariadne hasta que...

-Te tengo, -Afirmo Romeo, -Deberías volver a la cama, te ayudo. 

Estábamos en la habitación del hospital, esperando a que el doctor Karev, mi medico (quien por cierto es el padre de Marcus) llegara con mi autorización de salida firmada, ingresé al hospital a las 12:46p.m. y eran casi las 9:00p.m. y nosotros seguíamos ahí.

-Hermano, -llamo Ron a Marcus. -Así que es Ariadne la chica por la cual me dejas plantado siempre. 

-¿De que estas hablando? -Cuestión Ari.

-No te hagas Carson, ya no vale la pena negarlo. 

-El tiene razón, muñeca. -Dijo Marcus riendo nerviosamente -¿Como te diste cuenta?

-¿Que como me di cuenta? pues... difícil no fue, lo primero que Carson hizo cuando Cami se desmayo fue gritar tu nombre. 

-¿Eso hiciste? -Pregunte riendo.

-¿Que? su padre es medico y él sabe lo básico en primeros auxilios. -Se justifico mi amiga encogiéndose de hombros.

-Y eso no es nada, linda... -¿Acababa de llamarme linda? se escucho tan... tierno en su labios. -Cuando nos quedamos los cuatro solos en la sala de espera , Ari y Lexie lloraban sin consuelo y mi amigo en lugar de abrazar a tu hermana, se fue directo a donde Ariadne y le dio un abrazo tan tierno y no conforme, beso su frente. En ese instante lo puse, eso era demasiado para dos personas que no se hablan. -Los cuatro reímos fuertemente, hasta que ingreso a la habitación el padre de Marcus. 

-Pueden irse. -Informó entregándome un papel y un montón de medicamentos. -Camille por tu bien, no dejes el tratamiento. -Regañó y desapareció por la puerta. 

Romeo No Quiere Besar A JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora