Mi pequeña cosita

134 5 0
                                    

Hice caso a Leo, se que no estaba bien pero por el momento era un opción bastante buena, es decir, lo de decirle a su madre que era su hijo. Pasara lo que pasara no me quedaría con Alex, como ya dije anteriormente era un amor imposible llevado a un odio eterno.

Mi barriga iba creciendo y mi cariño hacia mi bebe iba aumentando, ya tenía claro si tenía un hijo le llamaría Cristian y si fuese una niña le llamaría Samanta como a mi abuela.

Poco a poco comenzaba a sentir más la fatiga y los síntomas del embarazo pero cada vez estaba más emocionada, hacia alrededor de dos meses que Leo se había ido, obviamente esto era un hecho que me agobiaba y me hacia llorar todas las noches pero aquella criaturita de mi barriga no se porque me estaba enamorando, es cierto, el bebé era de Alex pero era mi hijo y le estaba cogiendo mucho aprecio.

Su padre seguía odiándome y seguía sin saber nada, yo seguía sin querer estar con él pero seguía enamorada de él, quizás ese era otro de los motivos porque estaba enamorándome de mi bebé.

La idea de ser mama me estaba ilusionando bastante y me dio la determinación para contárselo a su padre, mi bebé tenía que saber quién era su papa. Mi hijito no fue un error, en esa noche hubo amor, lo sé, sé que Alex llegó a amarme y yo a él, por eso ahora que estaba segura tenía que decirlo.

Entonces busque a Alex, esperé a que saliese de la calle para seguirlo y comentárselo lejos de cualquiera que pudiese escuchar. Justo en el cruce entre la 5 avenida y la tienda de refrescos de Henry le paré.

-Alex.

-¿Qué mierda quieres?

-Tengo que hablar contigo.

-Yo contigo no.

Se dio la vuelta y se dispuso a andar cuando le cogí del brazo.

-Alex, voy a tener un hijo tuyo.

Se quedo paralizado por unos momentos inmerso en sus pensamientos y comenzó a andar de nuevo.

- ¡Alex! Por favor... te prometo que me iré y no volverás a saber nada de mí, si tú me lo pides me iré...pero ¿Nunca me amaste?¿Todo era solo un juego?- Le dije gritándole mientras las lagrimas empezaban a brotar de mis ojos.

- Alex...yo...yo si te...yo te...

Entonces aquel conductor de diecinueve años que acaba de consumir diez gramos de éxtasis y había puesto el motor a 80 km/h en aquella carretera convencional decidió cruzarse en el momento exacto en el que Alex había decidió ignorarme y estaba cruzando la calle.

Tal vez si no hubiese ido a hablar con él, tal vez si aquel conductor no  hubiese consumido droga, si el tranvía de las 12.50 no se hubiese retrasado y hubiese cortado el paso de aquel Audi, quizás el inevitable accidente no hubiese sucedido.


El Estupido Gemelo De Mi NovioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora