Trece

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*En el Cielo*

°Narrador°

Luego de que tuvieran una noche llena de risas y diversión, Louis y Harry terminaron exhaustos a causa de los retos que le ponían al otro.

Harry deseaba con todas sus fuerzas que la noche fuera eterna, pues el amanecer significaba que era el comienzo de un nuevo día, y lamentablemente, eso significaba que Louis debería regresar al Infierno y de nuevo habrían millones de kilómetros separándoles. Al parecer, esa es la especialidad de la tan odiada distancia. 

Louis en lo más profundo de su ser, también deseaba que no amaneciera para no tener que volver al Infierno, quería pasar más tiempo con Harry y por lo tanto decidió que se iría cuando el Sol del día naciente se ocultara. Ésta vez prometiéndose a sí mismo volver.

Lo que ambos ignoraban, eran los planes que el destino tenía para ellos hoy. 


*En el Cielo*

°Narra Harry°

Al despertar, me levanté de la cama lentamente con cuidado de no despertar a Louis y sigilosamente me dirigí al baño para tomar una ducha. Cuando salí de el baño, noté que Louis seguía dormido, por lo tanto, decidí preparar el desayuno mientras se despertaba. 

Bajé al primer nivel de la casa, y en cuanto estuve en la cocina saqué todos los utensilios que necesitaría para la elaboración del desayuno. 

Comencé a tararear alguna canción al azar mientras cocinaba, pero, en cuestión de segundos dejé de tararear para comenzar a cantar a todo pulmón usando una cuchara como micrófono.

—Cantas bastante bien, a ver cuando me invitas a tus conciertos, ricitos —Dijo Louis mientras aplaudía.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí parado? —Le pregunté luego de sentir mis mejillas enrojecerse hasta más no poder.

—Um... Desde un poco antes de que usaras a la cuchara como micrófono. Pobre, vas a dejarla sorda de tan alto que cantabas, estoy seguro de que te escucharon en el Infierno también —Louis rió un poco ante su comentario y no pude evitar reír también.

—Lo siento, ¿te he despertado? 

—No, de hecho desperté unos minutos después de que salieras de la habitación. Pero me tomé la libertad de tomar una rápida ducha antes de bajar. ¿No te molesta, cierto?

—No, por supuesto que no —Dije con una amable sonrisa.

—Hey, ¿ese es olor a quemado? —No sabía porque Louis había dicho aquello hasta que el olor a comida quemada inundó mis fosas nasales.

—¡LA COMIDA! 

¡Me había olvidado por completo del desayuno! Esto jamás me había pasado, ¿por qué me tenía que pasar justamente hoy? ¿Por qué cuando Louis está aquí? 

—Parece que habrá que volver a hacer el desayuno —Dijo Louis mientras se acercaba a ver la comida quemada—. ¿Qué harás con esa comida? ¿Vas a tirarla?

—No. Es pecado tirar la comida a la basura.

—¿Y entonces qué harás con ella? No me digas que te la vas a comer.

—Obviamente no me la voy a comer, Louis. Simplemente, um... La guardaré y luego le preguntaré a mi mamá que hago. 

—Está bien. 

—Cocinaré algo más. ¿Se te apetece algo en especial?

—No. Mejor no cocines, puede ser que se vuelva a quemar la comida y yo estoy muriendo del hambre. ¿Y si mejor comemos cereal?

Un Amor Sobrenatural «Larry Stylinson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora