SatanSoo's

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Era una tarde fría, aunque el infierno estuviese situado en la casa de Haeri y LuHan, junto al mismísimo satán.

Do KyungSoo era ser de mediana estatura. Su piel pálida hacía contraste con sus negros ojos y el pelo del mismo color. Normalmente él vestía con una túnica negra, cuyo inferior era marrón, hoy no era excepción. Así era KyungSoo, un ser que se asemejaba a un emo. Tribu urbana o modo de vida, KyungSoo lo llevaba a otro nivel.

Era propietario de una tienda de antigüedades, que heredó de su abuelo. Desde que terminó la universidad se dedicaba a trabajar ahí a tiempo completo, y el negocio había ido tan bien que últimamente necesitaba ayuda, pero no en la tienda de antigüedades, sino en su segundo trabajo, que cada vez tenía más y más fama.

¿Que cuál es su segundo trabajo? Al igual que heredó de su abuelo la tienda, de su abuela heredó el don de la magia, y por tanto, la tienda secreta que había justo debajo de la de antigüedades. Si bien necesitas un don para controlar el tema de la magia, KyungSoo conocía solo tres subnormales con esa "capacidad". Uno de ellos era Kai, su mejor amigo y actualmente el negro más negro de la ciudad, al cual se le debía respetar por el nivel de negro que poseía. Sí, Kai era el compañero de piso de SeHun. El segundo era Lay, él entraba en trance y se podía comunicar con los espíritus, eso o andaba siempre drogado, KyungSoo no sabría decirlo. La tercera era Haeri, cuyo don era ser creyente y apoyar la farsa que se estaba montando en el piso de abajo.

Do no les culpaba, muchos eran creyentes sin tener ni idea, pero un creyente incondicional nunca venía mal, justo por eso había aceptado contratar a Haeri, por eso y por ser la hermana del cliente más habitual de Satansoo's, además de una autentica bruta.

—Tenemos que hablar, oh gran Satán. —LuHan se acercó corriendo a él, ignorando la niebla que había alrededor o la sensación de agobio constante, la cual aumentaba cuanto más LuHan se acercaba a Do.

—Aléjate de mí, escoria. — KyungSoo le señaló con un dedo, a lo que el ciervo asustado casi se cae de culo.

—¿A qué se debe tu visita, Do? —SeHun estaba nervioso, se le notó en la voz, pero, ¿quién no estaría nervioso en un ambiente tan sombrío e incómodo?

—Ah hola dodo. Por un momento pensé que se trataba de algún nomo oscuro. — Haeri se acercó como si nada a KyungSoo, sin ser afectada por esa barrera de sensaciones, básicamente porque NO EXISTÍA ESA BARRERA DE SENSACIONES.

—No te acerques tanto a e.... —SeHun se calló al ver como ella le abrazaba sin problema alguno. No se esperó algo así. "Valiente estúpida."

— ¿En qué te puedo servir, mi dios? — Preguntó la pelirrosa, separándose del abrazo momentáneo.

KyungSoo lo sabía, Haeri lo sabía. Ellos dos eran un buen equipo, porque los dos eran más falsos que la virginidad de Hyuna.

—Hoy vengo para hablar con LuHan. Vamos, Lu. — KyungSoo dio media vuelta para después caminar hacia la puerta. Poco a poco la niebla y las sensaciones negativas se iban alejando a medidas que KyungSoo se alejaba. Cuando salió por la puerta, todo paró.

—Bambi cuidate. Tú no lo sabes, pero KyungSoo no es lo que aparenta. —Haeri se acercó a su hermanito, preocupada. Le dio un puñetazo amistoso en toda la tripa, haciéndole a Lu casi caer del dolor.

El rubio se cogió de la tripa con dolor, mirando a su hermana estúpida con asco. —Creo que estaré más a salvo con él que contigo, cerda del demonio. — LuHan no se lo pensó dos veces y siguió a KyungSoo, dejando a precisamente su hermana a solas con su ahora enemigo, Oh SeCulo.

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