1

38.6K 1.6K 1.4K
                                    

Jackson y Lydia fueron los primeros en irse.

Fue algo que el resto de presentes agradeció porque, la verdad, no era nada cómodo ver a un tío desnudo, por mucho que dicho tío fuera compañero de clase y alguien que acabara de volver de la muerte... Literalmente.

Eso fue lo que pensó Stiles cuando le entregó a Lydia las llaves de su jeep. Se dijo que lo hacía simplemente para que aquel momento dejara de ser tan increíblemente incómodo, y no porque en el fondo de su corazón quería ofrecerle un poco de consuelo. Aunque fuera a la chica de la que estaba colado desde tercero, y que en cuestión de horas había pasado de hacerle creer que podía haber algo entre ellos, a recordarle que jamás miraría a otro chico que no fuera Jackson. Mucho menos a él.

Pero, al parecer, Lydia sabía exactamente lo que estaba pensando Stiles. Porque cuando cogió las llaves del coche de sus manos, lo hizo con una sonrisa inundada de lástima y con un abrazo lleno de ternura. El primer pero no último abrazo que recibiría de Lydia Martin.

Los siguientes en irse fueron Scott y Allison, acompañados por el padre de ella, que se ofreció a llevarles en su coche. Apenas intercambiaron un par de palabras con los demás. Tan sólo confusas miradas en las que nadie sabía realmente qué decir.

Stiles se limitó a asentir a su amigo, indicándole que no se preocupara por él. Que ya tenía asuntos que resolver más importantes, como era lidiar con una relación que estaba haciendo aguas, y a la vez confiar en que su padre no se arrepintiera de haber decidido no acabar con él.

Apenas se alejó el coche de Chris Argent, Isaac comentó que a él también le gustaría irse a casa. Enseguida Peter se acercó al Beta, colocó una mano sobre su hombro en gesto de apoyo, y le propuso echar una carrera hasta la estación abandonada.

- ¿No podemos ir en el coche de Derek? – preguntó extrañado el adolescente, a lo que Peter se limitó a sonreír a su sobrino de ese modo que era su marca registrada.

- Me temo que Derek va a tener que hacer de chofer por esta noche – musitó, señalando con el dedo al otro chico que seguía en el almacén, a lo que Derek respondió con un bufido.

Stiles, pese a estar pensando en sus propios asuntos, captó perfectamente el intercambio de miradas.

- No os molestéis – dijo con voz cansada – Pese a ser solo un humano y acabar de quedarme sin coche, este humano aún sigue teniendo dos piernas con las que puede andar.

Derek iba a pedirle a Stiles que por favor se callara, porque ya tenía bastante con tener que cuidar de él cuando lo que más quería era dormir por dos días seguidos, cuando se dio cuenta de las marcas que había en su rostro.

En el mismo instante en que Isaac y Peter se marchaban a la carrera, ya transformados, Derek recorrió los metros de distancia que le separaba de Stiles, y le agarró de la barbilla para verle bien la cara.

- Qué te ha pasado – Y como siempre, la pregunta era más una amenaza que una pregunta.

- No es nada – trató de apartarse Stiles, porque no le apetecía tener otra vez esa conversación. Y menos aún con el hombre lobo que acababa de ser seleccionado a la fuerza para hacer de canguro del débil humano.

Por supuesto, eso no convenció a Derek.

- Quién ha sido – preguntó un segundo antes de pegar su rostro al suyo, y olisquearle como si fuera su comida. Y aunque en el fondo Stiles debería sentirse ofendido o incluso humillado porque se estuviera comportando así con él, lo cierto es que tener a Derek Hale a centímetros de distancia, oliéndole con tanto esmero, estaba logrando que todo el cuerpo se le encendiera.

The Long Way HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora