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No tenía muy claro cuánto tiempo llevaría abrazados, cuando el hombre lobo acercó el rostro al cuello de Stiles e inspiró con fuerza, como si le estuviera olfateando. Apenas fue consciente de ello, el chico sintió un escalofrío recorriéndole todo el cuerpo, y cómo se le encendía la piel del cuello donde incidía el aliento del Alfa.

El gemido que soltó Stiles fue totalmente involuntario, como también lo fue el que le siguió cuando Derek agarró con fuerza el pelo de Stiles para acercar más su cuello. Antes de que el chico pudiera decir algo, aunque no tenía del todo claro lo que iba a decir, sintió que las manos de Derek bajaban por su espalda hasta colocarlas bajo sus muslos y, sin ningún esfuerzo, le levantó de la cama y le colocó a horcajadas sobre su regazo.

Y pese a que nunca antes había sido manejado de aquella manera, siendo movido y colocado como si fuera un muñeco sin fuerza de voluntad, Stiles reconocía que le estaba encantado el trato recibido.

Iba a decir algo así, pero entonces los labios de Derek se pegaron a los suyos, y empezó a besarle con fuerza. Como si toda la calma que hubiera estado manteniendo hasta entonces, acabara de irse a la porra.

Y Stiles estaba totalmente de acuerdo con el plan.

Así que le besó como hacía en los sueños. Cuando no había miedo a hacer algo fuera de lugar o algo que no le gustara a Derek, porque en sus sueños Derek siempre estaba de acuerdo. Porque en sus sueños Derek no era sólo el hombre lobo con el que se acostó un par de veces porque el Alfa tenía ganas de pasar un buen rato, sino que era el hombre del que estaba enamorado. Y el hombre que lo estaba de Stiles.

Por ello respondió a los besos de Derek con igual fuerza, y en un momento dado quiso probar con la lengua. Apenas la sacó, Derek entreabrió los labios para dejarle explorar su boca con calma.

Stiles lo hizo, con calma y deleite, deseando recordar cada sensación y cada gemido que Derek soltaba, demostrándole que le estaba gustando tanto como a él. Llevó ambos brazos tras el cuello del hombre, apretándole más contra él e indicándole, por si no estuviera ya suficientemente claro, que no quería que parara.

Y Derek no lo hizo. Aunque en un momento dado, abandonó sus labios para bajar un poco más y empezar a besar su garganta y cuello. Apenas rozaron sus labios la piel, Stiles jadeó como si acabara de quedarse sin respiración.

Porque aquello era increíble. Podía notar el aliento de Derek en su piel, y a la vez el calor y humedad de su lengua cada vez que lamía la zona que acababa de besar. Y nunca paraba. Nunca tenía suficiente.

Stiles cerró los ojos, echando la cabeza atrás para darle más espacio, al tiempo que pegaba su cintura a la suya. Y desde aquella posición, sentado a horcajadas sobre Derek, en seguida fue consciente del miembro duro del hombre.

Aquel leve roce, pese a haber entre medias unas cuantas capas de ropa, logró arrancarles un gemido de placer a la vez. Stiles empezó a mover su cintura contra la de Derek, buscando la inclinación perfecta y sabiendo que Derek no le dejaría caer. Derek, que ahora le estaba besando con más fuerza, logrando que sus labios marcaran zonas de la piel que sabía, deseaba, siguieran allí al día siguiente; y cuyos brazos habían bajado hasta la zona baja de la espalda para pegar aún más sus miembros abultados.

Stiles se sentía en el cielo. Por un instante pensó que por qué demonios no habían hecho aquello antes, pero en seguida fue consciente de que estaba a las puertas del orgasmo.

- Derek – consiguió gemir tras varios intentos en los que sólo salieron jadeos de sus labios – Si seguimos así voy a acabar vergonzosamente pronto.

The Long Way HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora