El día era perfecto para irse a la playa. El sol, las nubes, el ambiente, todo era ideal para las vacaciones perfectas en las islas de Chichiriviche. Lo único que me faltaba era la seguridad para usar un traje de baño y bueno... ¡No estar con estas vendas del demonio!
— ¿Emily? — Mi querida pero odiosa madre entra con su cara echa un desastre. Jamás la había visto tan desarreglada, parece como si la hubiesen sacado de una película de horror o una vaina así —. Esos malayos doctores creen que porque tiene un título le pueden venir a joder a uno, que se metan el título entre el cu... Ugh.
Me da gracia lo grosera que puede ser mi mamá.
— ¿y ahora quién te hizo algo?
— Le digo al pelo e' coleto ese que te den de alta ya mismo que yo con mis recetas naturales te curo todo, pero no. Mañana te dan de alta.
— Maa, no me quiero, siento que me va a dar algo cuando salga de aquí.
Me duele hasta la vida.
— Ya sabes que si fuera por mí, te llevaría a la casa. Es que Mirá, me he perdido tres Capitulo de "El Zorro" y es que no puedo, no puedo.
— ¡Pero Máaaaa!
Mi madre ya iba abrir su gran bocata para seguramente, callarme. Pero en eso, la enfermera que ayer que me estaba atendiendo -muy chevere la señora-, entró a la habitación y que le dijo a la señora gruñona que la hora de visitas se había acabado hace cinco minutos. Agradecí en mi interior, porque de pana quería rebobinar de todo lo que había sucedido y mi madre no me iba ayudar en nada.
A ver, yo estaba casi que muerta en ese callejón que ni el más valiente pasa porque mínimo te sacan una pistola y te roban para el carajo. Entonces ¿cómo mi madre, tan cagada que es, pudo encontrarme? En serio, yo estaba preparada mentalmente para irme al cielo.
O al infierno, uno nunca sabe lo que hace.
Pero en ese momento, me entró un horrible escalofrío que me recorrió todo la espalda hasta llegar a la punta de mi cabeza. Empecé a templar por el repentino frío que en la habitación se sentía. Era una sensación tan extrañaba, tan misteriosa, que mis manos empezaron a temblar.
No podía moverme, sabía perfectamente que alguien se encontraba atrás de mi.
Lo sentía.
La sentí.
— ¿No quieres voltear a verme?
No voy a voltear.
No voy a voltear.
No voy a voltear.
Volteo ¡joder!
Y como lo había predicho, ahí estaba la rubia ensangrentada que tanto me había hecho sacar susto. Hoy más que nunca le tenía un miedo fatal, no sabía por qué, tal vez era que su aspecto lucia más horrible que nunca. Quería correr, pero parece como si me hubiera convertido en un maldito árbol.
— Emily, estás tan herida que puedo sentir las cortadas en mi cuerpo — Le empezaron a salir pequeñas gotas de sangre de sus ojos, como si esa fuera su manera de llorar, porque lo hacía, notaba que su rostro se arrugaba y la atmósfera fría se había vuelto triste. No me cabe duda que esa verga es un demonio —, ¿te duele? ¿Aún te duele?
— Ya casi no me duele nada — Verla así, tan débil e indefensa, me dieron unas ganas inmensas de querer abrazarla y estrujarla. Decirle que todo estaba bien, que no debía de sentirse así... No, espera ¿qué vergas me pasa? ¡De seguro me quiera acabar de matar! — ¿Qué vergas haces aquí? Vete de mi vista.
— ¿Qué pasa, espectro? ¿Ahora no puedo preocuparme por ti?
— Mira quién lo dice. Sé muy bien que eres parte de mi imaginación, no existes.
— Pensé que tú mente de ardilla por fin había empezado a funcionar.
Y en eso, de nuevo entró mi mamá con un montón de tazas y una televisión pequeña. Pensé que mi madre iba a tirar todo cuando notara a Esmeralda, pero ella solo la traspaso y tiró todo lo que tenía entre las manos en mi cama
¿Por qué no la ve? ¡Por las estrellas, que está ahí!
— ¡Problema resuelto! Tu padre como buen hombre que es, me trajo comida y una tv para que veamos El Zoroo, sé que no es muy grande y la cosa, pero aquí sí que le veo el paquet...
No podía creer lo que sucedía, Esmeralda seguía ahí, atrás de mi madre, mirándome fijamente mostrando sus largos y afilados dientes con tonos amarillos. Era tan hipnotizante verla, que la conversación de mi madre solo se escuchaba de fondo. Esmeralda tocó el hombro de mamá, y lo apretó.
— ¡Ah! ¡Mardita sea! — Volví en si por el grito que pegó —. Este bendito hombro me duele muchísimo. Dormir en esta mardito sillón lo único que me traerá son problemas en los huesos — Dice, tocándose una y otra vez la parte afectada —, iré a ver si me regalan un poquito de crema.
Esmeralda si era real.
Ella puede hacer daño.
Pero que mierda...
¿Será que ella fue la que me trajo hasta el hospital? ¿Era posible?
— Mami.
— ¿Em?
— Antes de irte, ¿puedes decirme como me encontraron? Uf, yo estaba lejísimos de que la gente del barro me viera.
— Gracias al señor Jesucristo que te pudimos encontrar — Mi madre se agarra el rosario que tiene adentro de su camisa y lo besa uno y otra vez. La miro con tanto asco que hasta ella se da cuenta — . A vos te pasan las vainas por no creer en Dios, carajita.
— Má, ¿quién les avisó? — Dije con firmeza, ella sabía muy bien que no la iba a dejar de molestar sino me decía la verdad.
Mi madre no era de esas personas que jamás se sentía nerviosa.Creo que la última vez que la vi temblar de ese modo, fue cuando se enteró que estaba embaraza de Marcos.
— Una chica muy buena gente, deberías buscarte amistades como ellas — Mi madre quería desaparecer de ahí, sentía su inmensa incomodidad y tristeza. Iba a llorar, juro que la vi limpiarse unas cuantas lagrimas.
— ¿Cómo se llamada esa chica, Má?
— ...
—...
— Emily, ni siquiera recuerdo, yo..
— Tu no eres así, conozco cuando estás mintiendo.
— Ella, uhm — Empezó a jugar con sus manos. Sí, estaba muy nerviosa — se llamaba Esmeralda.
Todo era tan confuso que mi mente empezó a dar miles de vueltas. ¿Cómo es posible que esa mujer sea real? ¿Cómo vergas pudo comunicarse con mi madre? ¿Por qué mi madre se sentía tan deprimida, solo por decir su nombre?
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Ey, br0s. Recuerden que la historia está aún en edición, así que, no se asusten por los otros capítulos, sé que está más feo que mis ganas de vivir.
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Mi Gemela
Horror"Aquella persona dice que fue mi culpa, mi gemela murió por una causa misteriosa, la veo en todas partes, en el liceo, en el baño, en mi habitación, incluso en mis sueños, mi gemela me culpa de su muerte ¡¿Por qué yo?! Cada día que paso es una total...