Mi Gemela

Capitulo treinta y uno.

Y ahora no se dónde me encuentro, solo sé que tengo un horrible dolor en todo mi cuerpo. Me paro del suelo observando todo a mi alrededor, lo primero que veo es a Esmeralda quien está en un rincón, mirando a que sabe que, por otro lado se encuentra mi padre, mi madre y ¿Mis tres amigas? De repente, veo que Esmeralda abre los ojos como platos, se levanta y dice:

— ¡Emily ten cuidado! — Ya era tarde, sentí como algo me golpeó la cabeza, de nuevo, todo se volvió oscuro.

Ahora me encuentro en una especie de jaula, las chicas están amarradas, mi padre está todo golpeado, al igual que mi madre, Esmeralda estaba acostada en el suelo mirando al vacío. Me acerco a mi madre, ella al verme se voltea, trato de tocarla pero me empuja haciéndome caer.

— Joder mamá ¿Que te sucede?

— ¿Estas ciega Emily? ¡¿Cómo crees que debería estar!? — Iba a contratarle pero una voz se hizo presente.

— Bienvenido sean todos a mi verdadero juego, donde si discutes, mueres, si me interrumpen, mueren y si me caen mal, mueren, así de simple.

— Muéstrate — Digo con firmeza, él ríe y de nuevo comienza.

— ¿Quieres que muestre mi perfecto rostro? — Y este que se cree, miss mundo o que carajos.

— ¡Solo quiero saber quién eres! — Esmeralda se levanta toda tembleque, comienza a jugar con su cabello.

— Él es nuestro padre, Emily — Contesta Esmeralda.

— Muy bien mi pequeña rana — Dice Edgar. De la oscuridad, sale un hombre de piel blanca, ojos cafés, cabello hasta los hombros, mi madre cuando lo ve empieza a ponerse nerviosa, aparta la mirada sin decir ninguna palabra.

— Soy Edgar Black, Emily Miller, soy tú padre — ¿Miller?

— ¡Ella no es una Miller! —Le grita a mi madre, Edgar se le acerca y le jala en cabello quedando cara a cara con ella.

— ¡A mí nadie me grita! — La suelta haciendo que ella se golpe con la cabeza — Bien, la cosa es esta, juré vengarme de esta pequeña familia lentamente, pero como a mí me vale verga mataré a tres de ustedes.

Todos miran con atención, todos están tan sorprendidos, todos estaban como yo, solo podía pensar en que si todo esto es real.

Edgar apunta a mis tres amigas, sonríe al ver como mi rostro cambio drásticamente.

— ¡No por favor! Ellas no tienen nada que ver con esto, déjalas libres.

— No.

Él hace un movimiento con las manos haciendo que las tres desaparezcan sin dejar rastro alguno, al cabo de unos segundos los cuerpos de las chicas parecen todos mutilados, sangre, órganos, había por todos lados, todos comienzan a gritar, excepto Esmeralda, quien tenía una sonrisa de oreja a oreja.

— Ahora ¿Quién será el siguiente? — y es ahí donde los ojos de Edgar fueron a dirección donde mi padre, se le acerca y agarrar su camisa dejándolo cara a cara — Tú serás, te detesto, te mereces la peor muerte, porque tú me has quitado lo que más amaba.

— ¡Cállate! — Edgar mete la mano en la boca de mi padre y saca su lengua, de un estirón se la arranca haciendo que toda la sangre comience a brotar.

— A ver si te quedan ganas de hablar, estúpido — Edgar nos saca a todos de la jaula dejando a mi padre adentro, comienza a echar gasolina por toda la jaula, hasta le daba de beber, por último lo mira, hace una extraña seña y finalmente dice:

— Adiós insecto — Agarro un fósforo y lo lanzó adentro de la jaula, era la escena más desgarradora, estaba viendo como el fuego se consumía a mi padre, como sus gritos se mezclaban con las risas de Edgar, como su piel se le quitaba dejando ver su carne, hasta que por último, nada se escucha, al cabo de unos segundos el fuego se apagar y ¿Mi padre? Solo estaban sus escombros.

— ¡Eres un... Un...! — Edgar se le acerca a mi madre, sin dejar que termine su frase.

— Deberías callarte, tú nunca lo amaste, solo lo querías para cubrir aquella mentira en las que te estabas metiendo, pero no te preocupes, ese hombre jamás te tocara, aunque pensándolo bien... Quiero verte muerta porque simplemente te odio, ¿Que clase se persona deja que toquen a su propia hija? ¡Por todos los infiernos Karen! No mereces ni tener una muerte digna — Mi madre agacha la cabeza, con sus ojos llorosos dice:

— Lo siento — Edgar patea su estómago, apretándola, ella gritaba que parara, pero él disfrutaba.

— Tú serás la siguiente.

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Creo que "Mi Gemela" va a llagar a su fin, en algunos capítulos.