Había oído hablar de ellos en numerosas ocasiones, hasta varios compañeros del trabajo se habían hecho con alguno, pero nunca jamás en su vida había sostenido uno entre sus manos.
Era tan pequeño que tenía miedo de acariciarle por si le hacía daño.
Los chibis se habían convertido en la última sensación, venían de Japón, pero tal fue el impacto de aquellas pequeñas criaturas en el país que pronto el mercado se expandió a los países vecinos. China, Tailandia y Corea del Sur habían empezado a crear chibis también y todos en el país ya conocían ese famoso nombre.
Él no sabía demasiado de todo eso, pero según había leído en revistas y blogs de internet, habían nacido de un programa de investigación en la Universidad de Tokyo, donde nació el primer chibi a partir de experimentos con el ADN de los humanos y hámsters, dando como resultado a unos pequeños humanos no más grandes que una mano. Pronto el descubrimiento se comercializó y empezaron a crear miles de chibis que ahora viajaban por toda Asia oriental.
Y ahora Suho tenía uno entre sus manos, uno pequeñito y tierno, era tan pequeñito que le podría caber perfectamente en una sola mano, pero no se quería arriesgar, así que había hecho una improvisada cuna con sus manos. Su pelo era suave como la seda y era de un castaño acaramelado anhelando llegar al rubio, tenía las pestañas muy largas y una traviesa sonrisa de gato, Suho se preguntó si lo habían hecho a medida, tales rasgos no podían haber salido al azar, era demasiado bonito. El chibi bebé llevaba solo un pañal y parecía tener algo de frío, así que Suho lo pegó a su pecho.
Jongdae era su nombre.
Llevaba meses con la idea de adoptar a uno rondando por su cabeza, aunque tenía algo de miedo, nunca había tratado con ninguna de esas criaturitas y no sabía como debía de cuidarlas. Aparte, tampoco sabía si a su pareja, Kris, le agradaría la idea de adoptar un chibi.
Kris y él llevaban más de cinco años juntos, tres de ellos viviendo bajo el mismo techo. Nunca habían tenido una mascota —y mucho menos hijos—, pero Suho pensó que sería buena idea traer un nuevo integrante a su pequeña familia.
Cuando le preguntó a su novio que le parecía la idea, el chico le sonrió, le dio un beso en la frente (lo cual, pocas veces ocurría) y le dijo que estaba bien si quería adoptar a uno.
Aquella misma tarde, nada más salir del trabajo, tomó la dirección indicada —cortesía de Hyunjin, quien en parte le había animado a adoptar a uno— y se acercó al centro de adopción "ChiDiSí". En la entrada había una gran foto de muchos chibis saludando a la cámara junto a varios señores con batas, Suho supuso que eran doctores, recordaba que Hyunjin había nombrado que también era una clínica para los chibis.
Debajo de la foto ponía con llamativas letras de colores: "Di sí a la adopción, ¡ellos también quieren una familia!"
No pudo evitar sonreír al leer aquello, él pensaba darle una familia a uno de esos adorables chibis.
La anterior nombrada Hyunjin le había dado bastante información y le había resuelto todas sus dudas, ella tenía tres chibis en casa y sabía mucho más del tema que él.
También le había dicho que, al igual que los animales, se podían comprar o adoptar. Ella siempre había adoptado y le pidió desde el fondo de su corazón a su compañero que, si se hacía con uno de ellos, adoptase. Bastante gente los compraba sin saber que había muchos chibis sin hogar que eran abandonados en las calles al igual que gatos o perros. La diferencia era que los chibis eran muy pequeños y débiles y pocos sobrevivían más de dos días en la calle, por lo que numerosas clínicas se habían convertido en centros de adopción donde los cuidaban hasta que encontrasen un lugar.
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ちび (Chibi)♡ {EXO}
FanficLos chibis habían conquistado el corazón de millones de personas en toda Asia, pero habían sido diez en concreto los que enamoraron completamente a la pareja. ¡Acompaña a Suho y a su novio Kris en la aventura en la que se lanzan tras adoptar a Jongd...