Capitulo 24

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  Una vez que me senté en la arena, decidí quitarme los zapatos ya que era totalmente ridículo estar con tacones en una playa.
La playa estaba totalmente desierta. Eran como las 12 de la noche, eramos él y yo, nadie más. Lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones, las olas en el mar y la brisa del viento de verano.

-Me hizo un gesto con la cabeza-
-¿Qué? -Dije sin entender-
-Vamos. -Sugirió-
-¿A dónde? -Pregunté confundida-
-Al agua. -Se levantó y me tendió su mano-
-Lo miré con cara de desentendida- ¿Estás loco? Ni creas que me voy a meter en el agua a las 12 de la noche y con este frío.
-Ni hace frío. -Tomó mi mano, me arrastró un poco y con la otra se deshizo de su playera-
-Ni loca, ni loca, me niego. Deja de arrastrarme -Dije intentando clavar mis manos en la arena para quedarme en el lugar-
-Vamos, Ori... -Rogó y tiró más fuerte de mi que hizo que me levante-
-Olvídate, Julian, olvídate. Y menos con ésta ropa.
-Rió- Por mi sácatela si quieres.
-Me acerqué y le dí una bofetada-
-¿Qué? Yo solo hice una sugerencia.
-Si, una horrible sugerencia.
-Vamos. -Dijo y tiró más de mi-
-No. Te he dicho que no, Julian, no molestes. Me niego.
-Ori... -Hizo puchero y tiró de mi-
-No me causas ternura.
-Pasó su pie por delante del mio haciendo que caiga y aprovechó el momento para tomar mi brazo y levantarme, apoyando mi abdómen en su hombro como si estuviera cargando una bolsa de papas y corrió-
-¡No, Julian, no! ¡Estoy hablando en serio! ¡Suéltame! -Grité mientras golpeaba su espalda-
-¡Nunca, perra! -Gritó riendo y nos zambulló a ambos en el agua del mar-
-Salí de debajo del agua y lo miré con cara de fastidio- Deberías correr. -Murmuré fríamente-
-Sabes que no vas a correr en el medio del mar. ¿O si? -Murmuró igual-
-Está helada. Me las pagarás. Además, ¿sabes? Te iba a decir que si me soltabas te daba un beso, pero como tú te la buscaste ahora te jodes.
-Me lo darás igual. -Se encogió de hombros. Me miró a los ojos y rió-
-¿De qué te ríes? ¿Eres estúpido acaso?
-Tu maquillaje.
-En ese momento quería que la tierra me trague, de seguro tenía el delineador negro de los ojos como un mapache- Te odio.
-No, no lo haces.

El agua nos llegaba por el cuello y estaba apenas temblando del frío. Mi maquillaje se había corrido y de seguro me veía como una inútil.

-Si, te odio.
-Me atrajo de los hombros- No.
-Le dí una patada bajo el agua- Si.
-Me atrajo denuevo y se acercó para darme un beso-
-Puse mis dos manos en su cabeza y logré undirlo, sentí como sus manos undían mi cabeza y sus labios tocaban los mios bajo el agua. Salimos en busca de aire y volvió a besarme-
-Te lo dije, cariño.
-Te odio tanto. -Dije y volví a undirlo. Él hizo lo mismo y se repitió la acción anterior-
-Rodeó mi cintura con sus manos y mis manos se fueron hacia su cuello. Nuestras narices se pegaron y volvió a besarme. Su lengua pidió acceso en mi boca y se lo dí.-

Pasamos 10 minutos besándonos. Lo sé, increíble. Salimos del mar y fuimos hasta donde había dejado mis tacones y él había dejado su playera. Nos volvimos a sentar en la arena y me dí cuenta de que se me transparentaba el brasier ya que llevaba un brasier negro con una blusa color crema. ¿Quién es la idiota que lleva brasier negro con una blusa de color claro? Si, esa soy yo.
Escurrí un poco el agua de mi blusa y luego la que goteaba de mi cabello. Ví cómo él secaba un poco su cabello con la playera y luego me la tiraba.

-La atrapé- ¿No la quieres?
-Negó con la cabeza- Úsala si quieres.
-Me sequé la cara y un poco el cabello. Luego noté que había manchado la camiseta con delineador de ojos negro- Julian... -Dije en el tono más amable que pude-
-¿Qué? -Dijo y giró su cabeza de sea donde sea que estaba mirando-
-Se me manchó un poco. -Se la mostré, reí y se la tiré-
-La atrapó y observó- Eres una torpe. -Dijo con una pequeña sonrisa y me tiró un poco de arena-
-Hice una seña con la mano- Sale de la ropa, tranquilo. -Reí-
-Ori... -Señaló a mi blusa-
-Oh, ya lo sé. Ni me lo digas.

¡Que vergüenza!

En 20 minutos pasados ví como la vista de Julian siempre apuntaba al mismo lugar donde se veía una fogata y un par de chicos.

-¿Qué miras? -Murmuré-
-Negó con la cabeza- Nada.
-¿Qué miras? -Repetí y me acerqué a él-
-Señaló- Esos de allá.
-Me encogí de hombros- ¿Qué hay con ellos?
-No dejan de mirarte. -Dijo sin apartar la vista-

Ahora todo encaja.

-¿Y? ¿Qué hay con eso? ¿Te pondrás celoso o qué? -Dije ocultándo una sonrisa-
-Me miró y asintió con la cabeza- Si. -Dijo-
-Fruncí el seño- ¿Porqué?
-Porque me molesta. -Dijo y volvió a dirigir su mirada hacia allá-
-Reí- ¿Porqué me celas?
-Porque me gustas mucho y no quiero que nadie se te acerque. -Dijo sin mirarme-
-Me quedé callada-

Eso no me lo esperaba.

-¿Feliz? ¿Eso era lo que querías escuchar? -Dijo mirándome- Igual no importa, ambos sabemos que según tú no sientes absolutamente nada por mi. -Se encogió de hombros sarcásticamente-
-Tomé su mandíbula e hice que me mirara a los ojos- Sabes que no me gustas, Serrano, pero deberías saber que me encantas.  

Una fiesta,un error PT |Orian|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora