Me despierto, como todas las mañanas, gracias al odioso despertador, ese que nunca se retrasa. No como yo, que me quedo en la cama diez o quince minutos más pensando si de verdad merece la pena o no ir al Instituto... en fin, como todos los adolescentes de este mundo.
Y como siempre, rompiendo todos mis pensamientos, mi hermano Lauren llama a la puerta y entra sin permiso alguno.-Venga Issi, todas las mañanas igual.- dice, mientras sube la persiana, haciendo que mis ojos ardan y obligándome a hundir mi cara en la almohada.- el desayuno está preparado, Elissa ya está abajo.- y sale de mi habitación, nervioso, tiene una entrevista de trabajo. Creo.
Pues como siempre, mi perfecta y admirable mejor amiga -Nótese el sarcasmo en perfecta y admirable.- la cual está colada por mi hermano y vive con nosotros, ya está preparada para ir al infierno de Instituto.
Tras un par de minutos más reflexionando sobre el porque de madrugar, y sobre todo, madurar, me levanto cual zoombie y me dirijo al armario, elijo unos jeans cortos negros, una camiseta de tirantes roja con un atrapasueños negro dibujado, mis convers de todos los días y agarro mi cargada mochila. Me miro al espejo, peino mi pelo largo, castaño y rizado y hago mi rutina de cada mañana.
Bajo las escaleras a la vez que mi hermano sube, balbuceando quien sabe qué, cuando está nervioso camina de aquí para allá, hablando sólo, agitando sus manos, incluso si lo está mucho le aparece un tick en el ojo que, a Eli, le parece raramente irresistible... hormonas.
Me acerco a la cocina y allí está Eli, revisando su teléfono.-Buenos días, oso perezoso.- dice, sin apartar su mirada del móvil.
-Tss- bufo. -Ojalá fuera un oso perezoso, así no tendría que preocuparme nada más que de dormir.- cojo una galleta y le doy un mordisco. Eli parece haber ignorado mi comentario, porque ha empezado a chillar y a dar saltitos cual niñata que acaba de ver a su ídolo, hormonas, otra vez.- Deja de gritar, me vas a matar.- le digo, tapándome los oídos.
-¡Cállate! ¿A que no sabes que acaba de decirme Moni?- Mónica, otra amiga nuestra. Desde pequeñas siempre hemos sido Elissa, Mónica y yo. Con las dos me llevo genial, aunque tengo que admitir que Eli es un poco más complicada, más lo contrario a mi. Mónica en cambio es de un mundo fuera de este y de cualquier galaxia, no tiene definición, aún que si tuviera que ponerle una... sería ¿extrovertida?
-Dime, ¿que te ha dicho nuestra cotilla número uno?- le contesto, poniendo los ojos en blanco.
-Deja de hacer eso, sabes que no me gusta.- Tiene razón, tengo mucha manía de hacer eso.- Pues, nuestra Moni me acaba de informar que este sábado el capitán del equipo de fútbol Jay Cooper monta una fiesta de Halloween en su casa.- dice, haciendo un tono de voz como si se tratase de una invitación a la Casa Real.- y a ti en especial, Issi.- de repente, lo que estaba tomando sale disparado de mi boca. Mi hermano, que seguía de aquí para allá, se acerca con intención de que le ayude a atarse la corbata. Y así lo hago.
-¿Como que a mi en especial?- pregunto, incrédula, bueno, más bien molesta, ¿por qué cojones a mi en especial?
-¿Aún no te has enterado?- le hago un gesto con la cabeza con el que ella entiende que no, que, como de normal, Issabella Turlet no sabe ni de la misa la mitad.- Jay está loquito por ti, hay rumores de que dejó a la gran Sussan Trif por la increíble Issi.- dice, mirandome agitando sus pesañas postizas parpadeando rápidamente y colocando su cabeza en sus manos.
-Dirás la horrible, rara e irritante Issi.- dije, cogiendo mi mochila.
-La guapa, irresistible y... bueno, y rara, Issi Turlet.- dice mi hermano, dándome un beso en la mejilla.- me voy, deseadme suerte.-
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Hundida
Vampire-No pienses que me creo algo de lo que dices, para ti esto siempre ha sido un juego.- le dije, quitandome de su agarre. -¿Para que querría jugar a un juego en el que se que voy a perder?- me respondió el, posando sus grandes y hermosos ojos, un poco...