Capítulo 4.

7 0 0
                                    

-Pues no se, no tengo ese número.-

-Yo tampoco lo tengo guardado.-

Estamos en uno de los pasillos del Instituto, les he contado a las chicas lo del Desconocido, para ver si ellas podían tener el número, pero no hubo suerte.

-No se... a mi me raya mucho, mitad lo que me acaba de decir.-

****: Me conocerás cuando sea el momento, si nos puede que Peter me mate jajajaja. Ah, por cierto, te queda muy bien esa camiseta negra. A Peter le va a encantar.

Las chicas me miran extrañada, hasta que, como si tuviera un radar, giro la cabeza y aparece Peter por una esquina, con todos sus hermanos. Pero esta vez no pasa de largo sin mirarme, como todas las mañanas, esta vez no deja de mirarme desde que he entrado en su campo de visión. Me mira tan fijamente que no puedo evitar apartar la mirada hacia las chicas, donde ellas también me miran...

-Vaya, pues parece que si que le gusta tu camiseta...- dice Moni, a modo de broma. No es el momento Mónica.

-¿Que coño le pasa? Nunca había hecho eso.- y es verdad, que me mirara así me ponía nerviosa. Entonces me acuerdo, tenemos una conversación pendiente.- Chicas, ahora vuelvo.-

Entonces, me dirijo a Peter, que ahora está sólo en su casillero. Las chicas intentan detenerme, pero no les dejo.
Cuando ya estoy detrás de el, le doy dos toques en el hombro y se gira.

-Tu y yo tenemos que hablar.- Ni siquiera le doy tiempo para que hable, lo cojo de su brazo "mal hecho, porque sólo tocarle me vuelve loca" y lo llevo hasta un lugar más solitario, bajo las escaleras.

-¿Pero que haces?- dice, mirándome y colocándose la chaqueta. Esta molesto, pero me da igual, ni siquiera respondo a su pregunta.

-¿Que mierdas significó lo que hiciste en la fiesta?- le digo, amenazante, para que entienda que en estos momentos tengo yo el control.

-¿Que fiesta?- me pregunta, sonriendo.

-No estoy para tus tonterías Peter.- le miro aún peor.- ¿Que coño te pasa? Desde que nos conocemos siempre ha sido lo mismo, pero lo de la fiesta se pasó de castaño oscuro. Primero te acercas a mi como si fueras a deborarme, y después te alejas como si apestara, tápandote la nariz.- entonces, agacha la cabeza y sonríe.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta que me acerque a ti?- y, sin esperarmelo, lo tengo otra vez a pocos centímetros de mi, y siento que estoy empezando a perder el control de la situación.

-No.- me apresuro a decir, apretandome más a la pared.- Lo que no me gusta es que hagas esta mierda. Entérate Peter, no tienes el poder que crees tener sobre mi. Si aún me diriges la palabra es sólo porque yo quiero. Así que apartate, me asfixias.-

No me hace nada de caso, es más, se acerca aún más a mi, dejándome sin escapatoria.

-Oh, ¿ahora vas de chica mala?- dice sonriendo. -¿Y si no quiero?-

Entonces, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, un escalofrío que me hace cerrar los ojos. No podía creer lo que estaba pasando, Peter, Peter Blake estaba basándome... ¡¿Enserio esto es real?!
Había soñado tantas veces con esto, pero no pensaba que sería de esta manera. Lo único parecido a mis sueños era que, en efecto, besaba genial.
Sus labios se movían a la perfección, como también encajaban a la perfección con los míos, abrí los ojos porque aún no podía creer lo que estaba pasando. Y entonces lo vi a el, con los ojos cerrados, y sentí su mano cogiendome por detrás y apretarme más contra el.
Parecía que no se le acabara nunca el aire, pero yo si que necesitaba oxígeno, y aún que no deseaba que se acabara nunca, lo tenía que hacer.
El se dió cuenta y se apartó de mi, sin dejar de agarrarme suavemente. Entonces se acercó a mi oído y me susurró.

HundidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora