CAPÍTULO X: VACACIONES

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Luego de aquella noche Mitsuki y Egmont se habían acercado más pero ocultaban su relación a sus compañeros y amigos. Sin embargo, ella que había despertado, todo le traía un viejo recuerdo, de personas que no estaban, de ropas que jamás se usaron, de lugares que no sabía siquiera si existieron. A raíz de todos esos recuerdos que llegaban como punzadas de dolor en la cabeza, es que su salud se fue deteriorando.

Mitsuki no era la única tensa y decaída en el grupo. Amara desde la llegada del profesor Izumi, se había puesto muy nerviosa, al punto que cualquier cosa relacionada con él que le dijeran la llevaba a breves ataques de nervios. Sus amigos se lo atribuyeron a que extrañaba Alemania y a su familia. Otto desde la declaración a Nagisa había comenzado a silenciarse y no hablar tanto, todos lo notaron deprimido, especialmente Walquiria que lo conocía más que el resto. Esta angustia también alcanzó el alma de Nagisa, pero lo suyo era distinto, ella siempre cargó con la angustia de un amor no correspondido, que desde la llegada de los alumnos de intercambio se fue agravando.

Sakura que podía ver todo esto, decidió sacar provecho de la situación. Decidió armar unas pequeñas vacaciones ya que el receso de verano había comenzado. Como no tenía plata tuvo que utilizar a Imre para que pudiera a influir en Akemi para lograr su objetivo. Sakura planeaba que el viaje los despertara y de esa manera destruirlos y cambiar su destino. Por lo visto el libro que preparó para atrapar a la diosa había fallado, no había conseguido atraparla.

—¿Qué alguien me explique qué hace ella aquí? — preguntó totalmente molesto Akemi.

—Tranquilo hermano, yo la invité porque también va a ir con nosotros — le respondió Mitsuki mientras Sakura se colgaba del brazo de Imre.

—¡Vamos Akemi! Tranquilízate — trató de calmarlo Imre.

—Como iba diciendo, hemos decidido junto con Mitsuki irnos de vacaciones — y automáticamente el ánimo de todos comenzó a elevarse — Partiremos mañana.

—¿A dónde iremos Akemi? — preguntó su amigo de la mano de Bluma.

—Iremos a una isla privada, es una de las tantas propiedades de mi familia.

—¡Qué emoción!  — se escuchó decir a Amara — Nunca antes había estado en una isla ¡Estoy realmente emocionada! — y se recostó sobre uno de los asientos del gazebo.

Mitsuki se apartó del resto y decidió ir a tomar un baño al aire libre para recuperar un poco de fuerzas. Egmont que notó su ausencia se excusó ante todos y fue en su búsqueda, sabía que desde aquella noche los dolores de cabeza eran constantes y tenía miedo de que perdiera el conocimiento en cualquier lugar. La joven dejó caer la toalla y se metió al agua tibia, tan pronto estuvo dentro todo su cuerpo comenzó a relajarse hasta el punto de sumergirse completamente y cuando salió a tomar aire la sonrisa de Egmont apareció ante sus ojos; un poco exaltada al principio porque no quería que la viera desnuda se cubrió con sus brazos; pero luego entendió que el agua y el vapor lo hacían por ella.

—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con el resto?

—Sólo quería asegurarme que estabas bien.

—Ya ves, me siento mejor.

—¿Tus desmayos han disminuido?

—Si, aunque los dolores de cabeza continúan.

—Entiendo, ya que no quieres que nadie se entere de nuestra relación ten en cuenta que siempre te estaré cuidando desde las sombras — y cuando estaba por marcharse Mitsuki sostuvo por un segundo su mano — ¿Qué pasa?

—Solo quería agradecerte por cuidarme — y levantándose desnuda lo besó; Egmont se ruborizó y se marchó.

La tarde noche transcurrió sin ningún problema, lenta como las agujas de un reloj perdido en el tiempo; todos y cada uno de los jóvenes se dedicaba a preparar sus ropas de viaje, todos estaban tan entusiasmados que no se imaginaban lo que el destino les deparaba.

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