CAPÍTULO IV: EL CEREZO ¿LUGAR DE ENCUENTRO?

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La vida en el colegio Kagome continuaba su curso de manera tranquila, cada alumno seguía su rumbo sin detenerse, nadie notaba que el cerezo del colegio este año había florecido fuera de estación.

Mitsuki luego del incidente del otro día en natación, no había podido dejar de pensar en si había alguna conexión entre su libro, que nunca devolvió, y el hombre que en verdad la rescató. Aunque todos dijeran que fue Yuki quien la salvó en la piscina, estaba segura de que no fue él, la voz que oyó no era la de Kimura, su rostro no era el mismo y aunque su cabello tenía el mismo color, tampoco lo era. Para evitar levantar sospecha, sólo meditaba de lo ocurrido una vez que se encontraba en su cuarto.

Las clases continuaron el rumbo y los exámenes se estaban acercando, y si éstos se acercaban sólo podían significar una cosa: "el receso escolar".

—Mitsuki. —La voz de Nagisa a lo lejos, interrumpió algún pensamiento de su amiga—. ¿Todavía no has devuelto el libro? —Terminó por preguntar.

—Perdón Nagisa, creo que me he olvidado de hacerlo, esta tarde hablaré con la señorita Sasaki. —dijo con una sonrisa en el rostro ocultando la verdad.

Esa misma noche, en que Mitsuki encontró el libro, antes de que la señorita Sasaki cerrara la biblioteca tuvo una visita inesperada.

—Señorita Sasaki ¿puedo hablar un minuto con usted? —preguntó la voz de una joven en la penumbra.

—¿Qué necesitas Hitomi? —respondió dejando asombrada a la joven, ya que había logrado adivinar su identidad a pesar de no verle el rostro.

—Es sobre un libro que he sacado. —No tardó en continuar.

—¿Qué quieres saber?

—¿Quisiera saber desde cuando está en la biblioteca y si es posible quién es el autor? —preguntaba de manera inquietante, dejando  ver su rostro a la luz.

—¿Cuál es el título del libro?

—El Origen de Japón.

—Lamento decirte que no hay datos desde cuándo está en esta biblioteca, ni de quién es el autor. —dijo ella observando la curiosidad en el rostro de Mitsuki—. Lo único que te puedo decir es el nombre de la única persona que leyó ese libro.

—Se lo estaría muy agradecida profesora.

—Creo que la joven se llamaba Sakura.

—¿Y el apellido? —preguntó aun más impaciente.

—No había, sólo ese nombre hay en los registros, creo que se le habrá pasado a la bibliotecaria anterior. —contestó con una expresión pensativa—. Pero no te preocupes por el libro, lo tienes que devolver la semana que entra.

—¡Ah! Sobre eso sensei (profesora). Mi familia desea adquirir el libro y que nadie sepa sobre la existencia del mismo. —pronunció cada palabra tan excitada que sólo suscitaba en la bibliotecaria confusión—. Desde esta misma noche el libro "El Origen de Japón" es propiedad de la familia Hitomi y nunca existió un libro con ese título en las instalaciones del colegio Kagome. —La joven se marchó cómo vino entre las sombras.

Al día siguiente.

—Mitsuki ¿te has quedado pensando en algo? —preguntó Nagisa que esperaba el comienzo de una nueva clase.

—Perdona sólo me he quedado dormida parada, ¡Vamos! O llegaremos nuevamente tarde.

Nada parecía cambiar en el colegio, nuevamente Nagisa y Mitsuki iban llegando tarde a clases, la historia se repetía monótonamente.

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