El silencio se apoderó del lugar y una brisa fresca aireó el lugar llenándolo de paz.
—Cómo les fue prometido, los devolveré a sus vidas antes de hacer el viaje a Japón, antes de conocerse — todos lloraban por saber que sus amigos seguirían con vida.
Los cinco se miraron, sabían que de esa manera podrían volver a ver con vida a todos sus amigos, pero eran conscientes de que no recordarían nada y no sabían lo que sus vidas le depararía, pero aún así con el miedo de lado se pusieron felices. Todos lloraban, pero Egmont se mantenía firme a sus convicciones, "...los hombres no deben llorar..." se decía para si mismo mientras buscaba la forma de despedirse de Mitsuki, que llorando le sostenía la mano.
—Esta no será la última vez que te vea — le aseguraba Egmont a la joven.
—Lo se — trataba de responder a la altura de su amado.
—Te buscaré. Vendré de nuevo a Japón y te buscaré por todos lados, y me volveré a enamorar de ti y... — tragó la saliva que ya se anudaba en su garganta.
—Y yo me volveré a enamorar de ti — terminó la frase — Te estaré esperando bajo aquél árbol testigo de tu amor arrebatado — y lo besó para no olvidar sus labios, lo abrazó para no olvidar su calor.
Mientras tanto Hikaru estaba comenzando a pagar el precio por avanzar sobre lo prohibido, la marca de su brazo estaba siendo borrada lentamente, mientras la sangre daba paso al suplicio.
—En el lugar donde el tiempo se detiene — comenzó el ritual Hikaru — En las puertas del horizonte donde el sol y la luna tienen permitido amarse, yo el último dios del tiempo IZUMI HIKARU, ordeno al tiempo retroceder para que en él naveguen éstos cinco viajeros y sus amigos caídos en la batalla de los dioses — el joven terminó su ritual de rodillas, había agotado toda sus fuerzas.
Los cinco se sorprendieron al ver como un misterioso hilo rojo se entrelazaba con cada uno de ellos, incluso con los chicos que yacían sin vida sentados alrededor de aquella horrible mesa preparada por Discordia.
Los cinco dioses comenzaban a desaparecer lentamente con ellos, y en todo momento agradecían a sus reencarnaciones por liberarlos de tan largo tormento.
Ya los jóvenes habían desaparecido y con ellos las miradas llenas de paz de aquellos dioses lejanos. Todo quedó en la nada, menos Hikaru que continuaba siendo atormentado.
—Tu que fuiste elegido hace tres siglos atrás, tú Izumi Hikaru que fuiste elegido y aceptaste el deber del tiempo y con él sus maldiciones, serás despojado de todo — dictaba la sentencia una luz que estaba enfrente de su cuerpo temblante y cubierto de sangre — Pagarás por romper con la neutralidad que tenías impuesta — y el joven agachando la cabeza mientras permanecía de rodillas aceptó su castigo y entre dientes se escuchó decir...
—Espero que seas feliz, mi amada Amara...
El sol brillaba con todo su resplandor aquella mañana en el Colegio Kagome. Los alumnos se levantaban para ir a clases, los pasillos repletos de gente, las aulas limpias esperando el toque de la campana; los cuartos vacíos, o al menos casi todos.
—¡Despierta Mitsuki! — se escuchaba una voz a lo lejos que se acercaba conforme insistía — ¡Despierta Mitsuki! Llegaremos nuevamente tarde a clases — la joven que dormía profundamente en su cama no parecía tener intenciones de levantarse — ¡Perdóname amiga! — dijo tirando agua sobre el rostro de la bella durmiente.
—¡No me matarás! — gritó exaltada del susto que le dio el agua — ¡Ah! ¿Eres tu Nagisa? — preguntó secándose el rostro.
—¿Quién pensabas que era?
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ENTRE EL SOL Y LA LUNA
Fantasia[FINALIZADA] [EDITANDO] Algo que quiero aclarar antes de que empiecen a leer... Mis historias no tienen un estilo narrativo definitivo, escribo en primera persona como en tercera persona dentro de la misma historia...ES LO QUE HACE A MIS HISTORIAS Ú...