La noche acompañó el dolor de aquellos que lloraban por un caído sin saber de quién se trataba. El llanto desbordaba en las alma de aquellos que se encontraban encerrados en una isla, el corazón de un amigo en aquel lugar oscuro dejó de latir sin poder despedirse, en algún lugar frío y húmedo el cadáver de uno de ellos se hallaba tirado sobre el lodo y cada vez se hacía más fuerte el olor de la muerte.
—¿Quién pudo haber sido? — preguntaba desconsolada Nagisa en los brazos de Akemi — ¿Por qué tenía que ocurrir esto? — el joven lo único que podía hacer era que su mente y corazón se hicieran un puño cerrado rogando que ese lazo desvanecido no hubiera sido el de su hermana.
Las cinco horas cronometradas habían pasado y los minutos se juntaban para anunciar que la séptima hora estaba llegando.
Walquiria que por primera vez se asimilaba a su dios, daba vueltas por toda la casa como si fuera un animal enjaulado, Eskol sentado en la entrada olfateaba la muerte que se acercaba, Otto se encerraba en su cuarto lleno de miedo y de impotencia; Amateratsu, Akemi y Nagisa estaban en el comedor, mientras que Hikaru estaba recostado en la cama de su amada.
Hikaru obtenía la peor parte en todo esto, él sólo era un dios que tenía que encargarse de atrapar en un tiempo vacío a Discordia, pero en el proceso por primera vez, el amor había llegado a su existencia, pero lo prohibido tiene un precio que requiere de un costo elevado. Amara era amiga de las reencarnaciones de los dioses que Discordia buscaba, y su vida esa noche también corría peligro.
—¡Se acercan! — dijo Eskol sentado en la entrada de la casa — ¡Ya está aquí! ¡La muerte ha llegado! — gritó fuerte para que todos lo escucharan.
Al oír el grito del dios, todos abandonaron lo que estaban haciendo y corrieron a ver quiénes llegaban. Entre la maleza negra se podían escuchar pasos en diferentes direcciones, cada vez se oían más y más cerca.
—¡Son ellos! — dijo Walquiria oliendo el aroma y en ese momento cuatro personas se tendieron en la arena blanca en medio del silencio.
Nadie se acercaba, tenían miedo de lo que verían, sus corazones latían rápidamente. El silencio, dueño del lugar, susurraba lamentos; y uno de los cuatro hizo un último esfuerzo para arrastrar hasta la blanca arena algo que tenía forma humana pero que ya no respiraba, alguien que conocían yacía en el suelo como un simple bulto. Nadie respiró por un momento, y allí entre los cinco que esperaban el regreso de sus amigos, el alma de uno se hundió en el sufrimiento más cruel y en el llanto más desconsolado.
Corrió lo más rápido que pudo, pero el tiempo se desvanecía entre sus pies y le retardaba la hora del encuentro. Hikaru al fin llegó hasta donde estaban los cinco en el suelo, y con sus brazos temblando tomó el cuerpo muerto de Amara. La joven no parecía haber muerto de alguna herida, pero su rostro pálido reflejaba el sufrimiento de una muerte lenta y dolorosa. El dios comenzó a mecerla como si fuera un bebé que quisiera ser dormido, como un bebé que busca el dulce sueño en los brazos del ser amado.
—Duerme, duerme mi dulce y bella Amara. Duerme, duerme que yo estoy para ti — y lágrimas negras recorrían el surco de un rostro que bordeaba la locura — Duerme, duerme mi bello ángel, que mañana será otro día y yo podré ver tu sonrisa. Duerme. Duerme que yo te cuidaré el sueño, mi amor, mi amada — el joven lloraba amargamente con el alma deshecha, con el corazón en añicos, la voz de la joven retumbando por su cuerpo y sus besos en el aire le daban la despedida.
Al ver la desgarradora escena Nagisa y Bluma rompieron en llanto, pero extrañamente la reacción de Egmont fue más fría de lo que todos esperaban.
—Vamos a dentro. Hay que curar a Mitsuki y calmar los nervios de Bluma — dijo cargando en su espalda a la joven que lo miraba con compasión — ¡Vamos! Hay que darles tiempo para que se despidan — y entró a la casa.
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ENTRE EL SOL Y LA LUNA
Fantasy[FINALIZADA] [EDITANDO] Algo que quiero aclarar antes de que empiecen a leer... Mis historias no tienen un estilo narrativo definitivo, escribo en primera persona como en tercera persona dentro de la misma historia...ES LO QUE HACE A MIS HISTORIAS Ú...